Casi sin darnos cuenta nos acabamos de encontrar con el sellado de una nueva gran alianza en el mundo de la automoción, tan solo unos pocos días después de que los rumores saltasen encima de la mesa. Y es que GM y PSA parecían tener muy claro que su alianza iba a ser beneficiosa para ambas.
Americanos y franceses han anunciado ya oficialmente su acuerdo de colaboración, que se centrará en dos aspectos principales. Por un lado y como era evidente, compartirán plataformas y componentes. Mientras que por otro, unificarán la capacidad de compra de ambos grupos con el objetico de conseguir materiales y componentes externos a precios más competitivos.
El tipo de coches que saldrán de esta alianza serán principalmente pequeños y medianos, monovolúmenes y SUV. Siendo el primer grupo la especialidad de los franceses, y el segundo la de los americanos. Se prevé que el primer fruto de esta unión vea la luz en 2016.
Para acabar de cerrar el acuerdo GM adquirirá un 7% de PSA, hecho que brindará al Grupo francés dinero fresco para paliar sus deudas, y dará a los americanos cierto ‘control’ sobre sus socios. Un ‘control’ que en la práctica no tendría capacidad para la toma de decisiones dentro de la compañía.
Si PSA gana con el acuerdo, y GM también lo hace, ¿quién pierde? En teoría nadie, pero en la práctica muy posiblemente los trabajadores y los compradores. Los trabajadores, porque el uso compartido de componentes permitirá reducir personal en sus factorías (muchas de ellas funcionando a medio gas). Y el comprador final, porque el ahorro que posibilitan estas economías de escala raramente se acaba traduciendo en una rebaja en las tarifas finales. Tan solo tendremos coches a precios similares, con diferentes caras e iguales órganos. ¡Viva la globalización!
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