Apuesta al cavallino ganador

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Hace apenas unas semanas, un puñado de días, pocos podían vaticinar este resultado: tras un espectáculo de exhibición de poder de las flechas de plata, las largas rectas del circuito de Sepang daban como favoritos a Lewis Hamilton y Nico Rosberg para una victoria en ‘casa’ (siendo la petrolera malaya Petronas el patrocinador estrella del equipo). No obstante, y como ya se anunciaba en la crónica del Gran Premio de Australia, el futuro – siempre incierto – no era gris plata de manera inevitable. No gracias a la velocidad mostrada por la Scuderia Ferrari y Sebastian Vettel, uniendo el himno alemán y el italiano en el podio nueve años después de la última victoria de Michael Schumacher.
 

Si bien la carrera (una vez superado el baile de coches de las primeras diez vueltas) no tuvo grandes sobresaltos, el desarrollo técnico visto durante las cincuenta y seis vueltas rodadas en torno al ‘Tilkedrome’ original (ya que el A1-Ring fue rediseñado a partir del sensacional e inolvidable Osterreichring) recordó que la esencia de la Fórmula 1, pese a todo, aún sigue vigente. La mejor maquinaria no da una victoria automática, sino que es el equipo el que marca la diferencia: no sólo se hace referencia a esta frase al equipo Mercedes, sino a unos Williams que, pese a terminar quinto y sexto, no fue capaz de desafiar a los de delante en ningún momento.
 

Aunque ya se haya sobresaltado en los medios españoles la actitud de Carlos Sainz y el equipo Toro Rosso, es más que necesario mencionar el rendimiento tanto del madrileño como de su compañero Max Verstappen, pues ambos supieron mostrar madurez (a la edad de ambos es una cualidad más que encomiable), velocidad y ritmo en una carrera cuyo desgaste físico es dantesco, incluso comparado con otros grandes premios. Otro que no debe pasarse por alto es Kimi Räikkonen: su pinchazo al principio de la carrera dañó el rendimiento aerodinámico de su SF15-T, impidiendo al finés luchar con los Mercedes junto a un Vettel al que había igualado desde los primeros entrenamientos libres.
 

Donde va a seguir volando el barro es en Red Bull: luchar por las últimas posiciones de puntos no agradará mucho a Dietritch Mateschitz o a Helmut Marko (aunque éste apostó 400 euros… ¡por Vettel!). La relación con Renault ha de mejorar para plantar cara a sus rivales, si bien el RB11 lleva no está dando resultados hasta el momento – siendo superado por los Toro Rosso con el mismo propulsor a priori. Otros equipos que no impresionaron son Force India – las merecidas sanciones a cada piloto no les ayudaron tampoco – y McLaren, quienes aunque llegaron a rodar en zona de puntos y en cuestión de ritmo parecen avanzar antes de lo esperado, la fiabilidad de Honda ha de estar resuelta para ayer.
 

 

Dos fueros los equipos cuya suerte no se manifestó en el trazado malayo: Sauber y Lotus. El primero, además de no tener el ritmo que tuvo en Australia, se vio perjudicado por el accidente de Marcus Ericsson y el toque de Nasr con Räikkonen, que le relegó hasta el final del pelotón y al final sólo pudo ser duodécimo. Lotus tenía ritmo incluso para enfrentarse a Toro Rosso, pero un toque con Sergio Pérez dejó a Romain Grosjean fuera de juego mientras que Pastor Maldonado, tras una penalización, se retiró a su box antes de que sonara la campana. El último de los equipos es Manor, de quien poco se esperaba y a la primera ha completado una distancia de carrera, dando cincuenta y tres vueltas con el monoplaza de Roberto Merhi cuando apenas habían logrado llegar a diez antes del fin de semana.
 

En este caso, la tormenta precedió a cualquier cosa menos la calma. No sólo se demuestra que en Mercedes son humanos, sino que hay margen de mejoría tanto para Ferrari como para todos los equipos. Ya no sólo por el sistema de tokens (cuya efectividad y limitación aún está por ver) sino por lo que la funcionalidad de un equipo es capaz de lograr en cuestión de resultados. De cara al Gran Premio de China es inútil hacer predicciones (pues de hacer de futurólogo habría que explicar tras la carrera en qué erraron dichas visiones), aunque ya la FIA ha reajustado el nivel de consumo permitido – esto afecta tanto a Ferrari como a Mercedes, cuyos propulsores bebieron bastante combustible en Sepang. Poco más queda que decir, salvo que el espectáculo va a continuar con nosotros.