Nos ponemos en antecedentes. Gran Premio de Australia, primera carrera de la temporada y primera vez en la que se aplica, por parte de la FIA, el artículo 27.1 del reglamento deportivo de la Fórmula 1 de forma rigurosa. Dicha norma recoge que “el piloto debe conducir el coche solo y sin ayuda”, por lo que las comunicaciones por radio durante la carrera quedan supeditadas a un marco muy estricto que regula el volumen y tipo de información que los equipos pueden transmitir a los “competidores” durante la disputa de un gran premio.
Pues bien, como se ha dicho anteriormente, Australia fue el primer gran premio en el que se puso en funcionamiento esta norma y el primer gran premio en el que se acusó a una escudería de quebrantarla, en este caso a Ferrari. El mensaje de la polémica dice así: “3,2-LFS6-P1”. Información cifrada, según cree el equipo que expuso la queja ante la FIA, que no será sancionada porque el organismo rector del automovilismo considera que no es un código encubierto o, al menos, eso indica Autosport.
Al parecer, la escudería italiana habría presentado una explicación más que convincente a la FIA aprovechando que, durante la disputa de la carrera en Albert Park, se concedió un permiso extraordinario a los equipos para que dieran información a sus pilotos referente al tema del repostaje. Todo ello tras la aparición de la bandera roja propiciada por el accidente de Fernando Alonso. Aunque, según indica el medio británico, el mensaje que Ferrari dio a Vettel no tenía que ver con el repostaje pero sí con la bandera roja, porque ésta dio lugar a un problema en el software de la Unidad de Control Electrónico Estándar del monoplaza, anomalía que exige comunicarse con el piloto en el momento.