Los frenos siempre han sido una parte importante de un Fórmula 1 y más cuando llegan al circuito de Gilles Villeneuve, pues es uno de los trazados que más los castigan de todo el calendario desde hace varias décadas. La victoria de Mercedes y Lewis Hamilton se debe a ello, pero no por las razones que uno cabría esperar.
En Mónaco, Mercedes y sobre todo el británico tuvieron problemas para extraer todo el partido de los neumáticos debido a que costaba que llegasen a su temperatura idónea. En el circuito más ratonero del año llevaban unos discos cerrados por completo para estabilizar la temperatura, que fuera bastante equilibrada tanto en el neumático como en la llanta.
Esta misma configuración se probó en los primeros entrenamientos libres de Canadá, pero pronto descartaron la idea y optaron por una configuración de discos con una parte abierta, con el objetivo de aislar el calor generado para que se transfiriera de manera distinta al neumático y que funcionasen dentro de su rango de temperatura más óptimo. Ya en 2016 tuvieron esta misma idea, según asegura Motorsport.com.
Otro punto importante era el de evitar un calentamiento excesivo de los frenos, ya que no han sido pocos los abandonos en Canadá por fallo de los frenos – un ejemplo claro es el de Heinz-Harald Frentzen en 1999, que tuvo un fuerte accidente contra las barreras en las últimas vueltas. En este circuito es donde se maximizan los agujeros para ayudar a la ventilación de los frenos.
El resultado en este fin de semana ha sido evidente, con un Hamilton que ha conseguido una nueva victoria – después de marcar su pole position número 65, igualando a Ayrton Senna – y Valtteri Bottas acabando segundo. Por tanto, queda esperar que Mercedes siga manteniendo una forma fuerte contra Ferrari de cara a los próximos grandes premios.