Malasia parecía que iba a ser un Gran Premio normal. Durante los entrenamientos libres, los dos pilotos de Mercedes dejaron claro su dominio con respecto al resto de la parrilla y, una vez más, parecían inalcanzables. Todo apuntaba a un nuevo doblete de la escudería alemana en el circuito de Sepang.
Entonces llegó la clasificación y, con ello, la lluvia. La Q3 se disputó en condiciones de mojado y allí apareció el rival. Sebastian Vettel se coló entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg, siendo la primera vez que un Ferrari estaba en la primera fila de la parrilla de salida desde 2013.
Vettel no se conformó con romper la racha de dobletes en clasificación de Mercedes. Aprovechando el buen control del desgaste de los neumáticos del Ferrari, el alemán hizo una parada menos que sus rivales. Además, Vettel mostró un ritmo arrollador a lo largo de la carrera que ni siquiera los campeones del mundo de constructores pudieron alcanzar.
A las primeras de cambio, Vettel y Ferrari han roto el dominio de Mercedes. No solo la victoria del alemán es motivo de celebración en la Scuderia, también lo es el cuarto puesto de Kimi Raikkonen. El finlandés sufrió un pinchazo en las primeras vueltas, pero fue capaz de recuperar hasta quedarse a las puertas del podio.
Lo que es alegría en Ferrari es quizás preocupación en Mercedes. El hecho de que otro equipo se haya llevado la victoria en condiciones normales y en una fase tan temprana del campeonato podría poner en peligro el casi monopolio de los de Brackley. ¿Será esto un espejismo o seguirá ocurriendo a lo largo de la temporada? Ya se echa de menos una lucha por el título como la de 2012. Mientras, Ferrari puede celebrar su primera victoria, también desde 2013.