6 años han pasado desde la última vez que Robert Kubica se subió a un monoplaza. El ex piloto de Fórmula 1, que sufrió un accidente durante un rallye que le quitó parte de la movilidad de su mano derecha, está poco a poco en fase de recuperación. Después de haberse subido ya a coches del DTM, a GTs y a LMP1, durante el día de hoy ha tenido la oportunidad de volver a subirse a esos coches donde brilló.
El test, según informa la web Motorspor.com, ha tenido lugar en el autódromo de Franciacorta, un técnico circuito italiano que cuenta con gran variedad de curvas, donde Kubica ha podido rodar más de 70 vueltas. El coche al que el polaco se ha subido es un GP3 de la pasada generación, el modelo utilizado entre 2013 y 2015, propiedad del equipo Trident.
"Tenía esta idea en la cabeza desde hace tiempo, y he escogido unas condiciones no muy sencillas para volver a pilotar un monoplaza. El circuito de Franciacorta es exigente, y el GP3 no tiene dirección asistida, pero estoy contento de haber podido disfrutar de esta posibilidad. Estoy contento con el resultado, aunque está claro que tenemos muchas cosas que mejorar."
"En el aspecto físico y en cuanto a la preparación se pueden mejorar muchas cosas, en lo que respecta a mis límites creo que he llegado a un buen punto. He vuelto a las aguas en las que he estado nadando tantos años, y debo decir que la sensación ha sido muy buena. Confirmo que me ha sorprendido, porque después de tanto tiempo el 'feeling' con el asfalto y las sensaciones que recordaba han vuelto rápidamente. También he vuelto a sentir eso que sólo sientes al pilotar un monoplaza. Volver a sentir esto ha sido algo estupendo." -Dijo el polaco.
Durante los últimos meses, Kubica ha hecho declaraciones donde deja entre ver que tiene en mente volver a subirse a un Fórmula 1. Si esto lo sumamos a su abandono del proyecto ByKolles, con el que iba a correr en Le Mans, ¿Está cada vez más cerca de hacerse realidad?