Will Power vuelve a ganar un año después

Faltaban cuatro días para que se cumpliesen 13 meses de la última victoria de Will Power. El australiano levaba sin levantar su puño en señal de victoria desde el Gran Premio de Indianápolis de 2015. Ese fue el primer y único triunfo que Power había conseguido tras ser campeón en 2014. Su segundo puesto en la Indy 500 el año pasado inició una racha tremendamente irregular que sólo le vio subir al podio una sola vez en las últimas 15 carreras, en el óvalo de Phoenix este año. En Detroit, no obstante, Power volvió a ser él mismo. En Detroit, Power volvió al Victory Lane.

El piloto de Penske obtuvo la victoria número 26 de su carrera, y la segunda en Detroit (2014), al aprovechar todas las circunstancias que surgieron delante de él, y al gran trabajo de su equipo en las paradas. Rodando en octava posición en las primeras vueltas, un toque entre Scott Dixon y Juan Pablo Montoya le hizo ganar dos puestos. En el segundo periodo de paradas, ganó otras dos, al superar a Mikhail Aleshin y aprovechar un terrible pit stop de Tony Kanaan. Pero la clave de la victoria la tuvo el tercer y último caution de la carrera.



La situación de bandera amarilla, causada por un problema mecánico de Jack Hawksworth, destruyó la carrera del lider de la prueba, Hélio Castroneves, que aún no había parado. Además, Power ganó otra posición en su parada, esta vez respecto a Ryan Hunter-Reay. En la resalida ya sólo tenía por delante, en su misma estrategia, al poleman Simon Pagenaud, y no se lo pensó. Le adelantó en la curva 3, mantuvo las distancias y aguantó un amago de envite final para ser el primero en ver la bandera a cuadros.

Pagenaud había liderado prácticamente toda la carrera desde el principio, hasta ser adelantado por Castroneves tras el segundo caution causado por un accidente en solitario de su compañero Montoya. La pifia estratégica del brasileño le devolvió a una cabeza de carrera que duró tres curvas, pero el segundo puesto le mantiene en una excelente posición de cara al campeonato.



En tercer lugar terminó Ryan Hunter-Reay, que obtiene su segundo podio del año. El norteamericano aprovechó su buena posición en parrilla y, aunque perdió posición con Castroneves en la segunda parada, nunca se bajó del podio provisional. La carrera fue una montaña rusa mayor para Scott Dixon, que acabó quinto a pesar de sufrir daños en la accidentada salida, y el mencionado toque con Montoya.

Por delante de él, Josef Newgarden lideró, en cuarto lugar, al grupo de pilotos que recuperaron numerosos puestos por los incidentes, con Conor Daly en sexta posición, seguido de Kanaan, el ganador del sábado Sébastien Bourdais, Marco Andretti (primer top 10 del año) y Takuma Sato. El japonés fue uno de los tres implicados en los accidentes de la caótica salida, que dejaron fuera de carrera a James Hinchcliffe (golpeado por Carlos Muñoz tras tocarse este con Kimball) y Max Chilton.

Los problemas de sus rivales más directos no hacen más que aumentar la ventaja al frente de la clasificación de un Pagenaud que llega al ecuador del campeonato con 80 puntos de margen sobre Dixon y 87 sobre Castroneves. Penske sigue situada en una posición dominante para contrarrestar cualquier intento por parte de Ganassi, y el francés está de dulce, pero este domingo tuvo que entregar la cuchara ante un Power que busca recuperar su cetro como rey de los circuitos en IndyCar. La próxima semana, no obstante, le tocará volver a arenas movedizas, al afrontar los 24 grados de peralte del Texas Motor Speedway.