Cuando había menos marcas en liza y más equipos cliente se decía que a Honda o Yamaha les gustaba que alguna vez ganara uno de sus satélites en lugar del equipo oficial. Daba imagen de deportividad, de trato de igualdad. Estaban de acuerdo siempre y cuando el hecho constituyera simplemente una excepción, sin solución de continuidad.
Y no es esto lo que está pasando este año. No es esto, al menos en Yamaha, donde Johann Zarco les ha pasado ‘la mano por la cara’ a los pilotos oficiales en tres ocasiones: Jerez, Barcelona y Austria. Y no faltó mucho para que de nuevo sucediese en Francia. Es mucho más de lo que la firma de los tres diapasones puede tolerar.
El francés ha sido claro: “Si quiero subir al equipo oficial, antes tengo que ganarles”.Pero esto debe sorprender porque de los resultados de inicio de temporada a los actuales media un abismo.
Cuando comenzó la temporada parecía claro que Yamaha era el equipo a batir. Un Maverick Viñales, con sus dos victorias iniciales, parecía poder optar directamente a la corona en su primer año como oficial de Yamaha. Es cierto: Honda parecía tener problemas, Ducati seguía con su tónica actual y Suzuki, con pilotos nuevos, parecía incluso en regresión sobre el pasado año.
Es cierto que Honda ha resuelto sus problemas. Que la Ducati, en manos de Dovizioso se ha vuelto más competitiva. Zarco no puede con ellos. Pero, ¿cómo se explica la regresión de Yamaha?
Mi buen amigo Emilio Pérez de Rozas, con quien nos conocemos desde el cole, cuando aún no teníamos 10 años- apunta directamente a Valentino Rossi en un artículo en El Periódico. Y debo decir que coincido en el diagnóstico. Es algo que ya en el pasado, cuando estaba en Mundo Deportivo, dije. Yamaha gira en torno a Valentino. Y Rossi da la impresión de estar cada vez más desesperado porque el tiempo fluye y la corriente va en su contra. Le dificulta conseguir esa décima corona que tanto anhela.
Tras conseguir su última corona en 2009, Rossi ha visto como su compañero de equipo Jorge Lorenzo, la ha ‘cortado’ las alas en dos de las siete temporadas disputadas (10 y 15) ya que en el otro título de Jorge (2012), VR46 estaba en Ducati, mientras que los otros Casey Stoner (2011) y Marc Márquez (13, 14 y 16) se llevó los otros tres,
Sostiene Emilio que la carrera directa al título de Maverick y Yamaha fue cortada de raíz por las exigencias de Rossi para que el equipo adoptara un chasis más adecuado a sus deseos. Valentino es de los que aplica a fondo la táctica del desgaste a sus compañeros de equipo, tanto psicológica como técnica. Todo ello en un equipo moldeado a su entorno, italiano, y sobre todo imponiendo una lógica de marketing incuestionable: él es el rey de la categoría, el ídolo de masas, el piloto más popular y con el mayor número de seguidores incondicionales.
Lorenzo puede explicar muy bien cómo funciona todo eso. Boxes separados, telemetrías secretas… ‘engaños’ en las informaciones, son algunas de las cosas de las que se quejó Jorge, que aprendió pronto que a Valentino hay que ‘ganarle’ en la pista, porque los despachos son suyos. Uno pide cosas, el otro las consigue.
Maverick ya sabe lo que es eso. Tras las sonrisas y parabienes de la primera victoria, actuación en público, Rossi puso en marcha la máquina. No estaba cómodo con la moto y exigió y obtuvo una moto nueva: chasis, suspensiones, carenado, alas ocultas en el mismo. Una moto en teoría a su gusto para buscar la décima, sin importarle mucho si con ello arrastraba al abismo a su compañero que era muy competitivo con la moto inicial. La máxima de tú primer enemigo es tu compañero de equipo aplicada al límite.
El resultado de la maniobra ha sido todo lo contrario al deseado. Los ingenieros han perdido el rumbo, Valentino no levanta la cabeza como quisiera y Maverick ha visto sus resultados torpedeados.
Es cierto: ‘Vale’ ganó la extraña carrera de Assen, pero la Yamaha parece ahora claramente por detrás de Honda e incluso Ducati. Maverick pide amargamente el volver a la moto de inicios de temporada, una máquina como la de Zarco, con la que Rossi no se encuentra a gusto.
Yamaha tiene la respuesta. Quizás traer la moto nueva y la de principios de temporada; poner ambas a disposición de sus pilotos para que elijan. El no hacerlo es casi casi hacerse el harakiri en la batalla por el título. Un título que no es imposible; Maverick es 3º del campeonato y Rossi, 4º, a 24 y 33 puntos del líder, Marc Márquez, a falta de siete carreras.
A Yamaha le toca elegir.