El tópico dice que una imagen vale más que mil palabras. El domingo pasado, después de que Jorge Lorenzo lograra su segunda victoria consecutiva a los mandos de una Ducati y dejara claro que el triunfo de dos semanas antes, en Mugello, no fue una consecuencia, Gigi Dall’Igna, director general de las compañía italiana se sentó en el escaló que da acceso al muro de Montmeló.
Más que de euforia, la estampa parecía el fiel reflejo de la impotencia de quien no puede acabar de creerse los acontecimientos que en las últimas semanas precipitaron que Lorenzo, el piloto al que la escudería de Borgo Panigale habrá pagado 25 millones de euros en dos años, vaya a fichar por Honda después de que desde Bolonia optara por reemplazarle en 2019 por Danilo Petrucci.
Dall’Igna, el principal impulsor de la operación y el encargado de convencer al tricampeón del mundo de MotoGP de que abandonara Yamaha, no pudo hacer nada para quitarle esa sorprendente idea de la cabeza a Claudio Domenicali, su jefe, el Administrador Delegado de la compañía.
Minutos después de que Lorenzo se bajara del podio del Circuit, Motorsport.com charló con Dall’Igna mientras el ingeniero disfrutaba en la puerta del taller del que él describe como el puro de la victoria.
En varias de sus respuestas, este italiano de 51 años nacido en el Véneto mezcla ese orgullo de quien finalmente ha logrado algo importante, y la resignación de saber que el recorrido de esta historia terminará cuando lo haga esta temporada.
“No quiero darle vueltas al asunto de los fichajes del año que viene. Simplemente ha sucedido así y hay que aparcarlo y centrarse en lo que aún puede suceder este año. Quiero intentar conseguir el mejor resultado posible para Ducati en este 2018”, resumió Dall’Igna, satisfecho a medias con el resultado obtenido en Montmeló.
“La victoria de Jorge sabe muy bien, pero en el otro lado del garaje las cosas no fueron del todo bien, eso lo estropea todo un poco. De todas formas, la moto va bien en términos generales, es realmente rápida con distintos pilotos y estilos de pilotaje. Eso es lo que más me gusta”, añade el técnico, que no esconde la debilidad que siempre ha tenido por Lorenzo: “El que vimos en Montmeló, ese es Jorge Lorenzo. Punto”.