El mallorquín rodó el miércoles y el jueves de la semana pasada en Jerez, junto a Andrea Dovizioso, antes de llevarse a la mayor parte de su equipo de vacaciones a República Dominicana, a desconectar de una temporada de adaptación a la nueva moto que ha sido muy intensa.
Dovizioso se fue del trazado andaluz con el mejor registro absoluto, y de hecho rebajó en tres décimas el récord de la pole que su actual compañero posee desde 2015.
Lorenzo fue el tercero, a dos décimas de su vecino de taller, y sus impresiones al bajarse de esa Desmosedici híbrida entre el modelo de 2017 y el de 2018, fueron aceptablemente buenas.
La marca de Borgo Panigale tiene ahora casi dos meses para trabajar antes de los primeros ensayos colectivos del año que viene, programados para finales de enero, en Sepang.
“Lo que debemos hacer es marcar prioridades y centrarnos en los elementos que nos van a permitir ganar más tiempo. Estoy convencido de que en Sepang tendremos algo nuevo”, puntualiza ahora el tricampeón del mundo de MotoGP, cuyo optimismo lo comparten también los ejecutivos de la marca.
“Sobre el papel, la moto nueva es más rápida que la de 2017, pero eso nos lo dirán los pilotos. No tenemos prisa, disponemos de nueve días de pruebas y hay tiempo para poder estar listos con vistas a la primera carrera del próximo Mundial en Losail [18 de marzo]”, le secunda Davide Tardozzi, manager de la estructura boloñesa.