Márquez venía de tres victorias consecutivas cuando vio como una caída en Italia echó por tierra parte de la ventaja con la que contaba en el campeonato, pasando a ser ahora de 23 puntos sobre el segundo clasificado, Rossi. El catalán se había impuesto este año por segunda ocasión en MotoGP en Jerez y Le Mans tras hacerlo en 2014, y buscaba su particular triplete en Mugello.
En el Circuit de Barcelona tampoco se ha prodigado mucho el de Honda y tan solo cuenta con un triunfo en la categoría de las motos pesadas, precisamente en la misma temporada en la que también se impuso en las citas española, francesa e italiana. El #93aspira a volver a la senda ganadora este fin de semana, toda vez que Michelin ya no traerá los neumáticos diferentes que tanto le hicieron sufrir en el último Gran Premio.
“El ambiente especial de correr en casa siempre te da un extra de energía”, afirma Márquez. "Intentaremos hacerlo lo mejor posible y luchar de nuevo por el podio”.
Los pilotos de MotoGP volverán al trazado original de Montmeló tras dos años corriendo en un versión modificada en el último sector a consecuencia del fatal accidente de Luis Salom. Además, se encontrarán con un nuevo asfalto que ya pudieron probar en el test colectivo a finales de mayo, algo que el de Cervera (Lleida) afirma que ha sido un paso adelante.
“Hicimos un buen test aquí hace unas semanas y pudimos comprobar la pista, especialmente la última parte que ha sido modificada. Creo que hicieron un gran trabajo reasfaltando. Ahora tiene muy buen agarre y es muy bonito pilotar aquí, a pesar de que los coches de Fórmula 1 ya han empezado a levantar baches en algunas frenadas”.
Márquez, acostumbrado como pocos a pilotar con el cuerpo completamente tirado por el asfalto, comenta que la mayor altura de los pianos dificulta las trazadas en el circuito barcelonés.
“Los pianos siguen siendo unos de los puntos más complicados, porque los del interior de las curvas son muy altos y es un poco difícil adaptar tu estilo de pilotaje", zanja.