En el día de ayer, en el Circuito de Le Mans, los pilotos de MotoGP y Michelin, suministrador único de neumáticos del campeonato, dieron fin al culebrón, o al menos a su primer capítulo, que se lleva viviendo desde los primeros compases de la temporada.
Fue entonces cuando algunos pilotos, siendo el más importante de ellos Valentino Rossi, quienes se quejaron al fabricante francés de que los neumáticos no funcionaban como deberían, abriendo así un debate que tuvo su primera reunión en la comisión de seguridad que se celebró el viernes de Termas de Río Hondo. Allí, gran parte de sus compañeros se negaron a probar ese mismo fin de semana unos compuestos delanteros más duros, que además, no pasaron la aduana al llegar al país.
Pero, a medida que han pasado los días, más protagonistas del Mundial han ido convenciéndose de que, tal vez, les podía venir mejor la goma delantera que ya se utilizó el año pasado. Y así se llegó a Jerez, con varios pilotos, liderados por, además del italiano, Marc Márquez, entre otros, reclamando probar el compuesto, algo que tuvo lugar hace dos semanas, en los test celebrados los días posteriores a la carrera.
Y, ayer, se procedió a la votación en la Safety Comission. A pesar de que varias opiniones apuntaban que no se notaba mucha diferencia entre el neumático de este año y el del año pasado, se superó con creces la necesaria cifra del 60 por ciento de pilotos a favor del cambio a una carcasa rígida, siendo únicamente tres pilotos, Jorge Lorenzo, que el jueves instó a los pilotos reacios a luchar por evitar la decisión, y que pidió que se mantuvieran los dos neumáticos, Loris Baz y Maverick Viñales, quienes mostraron su oposición al cambio.
Así, dentro de dos semanas, en el Gran Premio de Italia, Michelin endurecerá los neumáticos, y a partir de entonces se verá cómo influye, si es que lo hace, en el devenir del Mundial de MotoGP.