Lorenzo terminó el undécimo en Austin, a más de medio minuto de Marc Márquez, el ganador de la prueba, en uno de sus peores resultados en carrera desde que viste de rojo.
Nada más bajarse de la moto en Texas, el mallorquín reconoció estar pasando por el peor momento como piloto de Ducati, marca que le fichó a golpe de talonario con vistas al año pasado y con la que aún no se ha sentado a hablar de renovación.
Desde la compañía de Borgo Panigale ya han dejado bien claro que la oferta que le presentarán estará muy por debajo de los 12,5 millones de euros que percibe actualmente en concepto de ficha.
Más aún si atendemos a que la principal prioridad para Ducati es prolongar el contrato de Andrea Dovizioso, la principal apuesta de la escudería, cuyo contrato también expira a finales de curso y que exige un aumento de sueldo acorde con las expectativas que se esperan de él –a día de hoy cobra una base de 1,5 millones–.
Así las cosas, Lorenzo debe decidir si se queda en Ducati y trata de darle la vuelta a una situación que cada vez le pone más presión encima, o si por el contrario busca una salida, que en este caso sería seguramente Suzuki.
De cualquier forma, si alguien puede ponerse en la piel del balear este es Il Dottore, que precisamente se fue en 2011 de Yamaha, donde compartía taller con el #99, para recalar dos ejercicios en Ducati (2011 y 2012), donde como su ex compañero también las pasó canutas antes de regresar de nuevo al equipo de los diapasones en 2013.
“Lorenzo se encuentra en una situación difícil. Yo pasé por eso y no es fácil seguir creyendo en uno mismo. De todas formas, creo que en Jerez irá mucho mejor”, comenta Rossi cuando se le pregunta por su ex vecino de garaje.
“Sobre el futuro, no lo sé. Si tiene que cambiar de marca es algo que debe sentirlo él mismo”, zanja el de Tavullia sin querer mojarse.