Targa Florio 1955

Corría la vuelta cuatro en el circuito de La Madonie y Moss continuaba rodando a fondo como si de una vuelta de calificación se tratase. Conocía el circuito completo a la perfección y el tramo  al que se acercaba le gustaba especialmente; una curva a izquierdas donde la colocación era fundamental para ganar velocidad en la siguiente a derechas. Moss encaró la curva lo más ceñido posible a la parte izquierda, pisando incluso la margen embarrada para ganar terreno. De repente, a unos 160 Km/h, perdió la parte trasera de su Mercedes, impactando violentamente contra el talud derecho, rebotando y cayendo por un precipicio de unos cuatro metros. El coche aterrizó encima de una piedra y Moss comprobó que milagrosamente no se había hecho daño; es más, el coche tampoco parecía tener grandes desperfectos. El gran problema era que él sólo jamás podría salir de ahí. Su corazón se aceleró al ver que había tirado la carrera por la borda, pero pronto se dio cuenta de que varios aficionados italianos se acercaban gritando y dispuestos a devolver el coche a toda costa a la carrera. Sacaron el coche del peñasco y empujaron cuesta arriba la Mercedes para tratar de volver a la carretera. Con ayuda y tras varios intentos, Moss de un acelerón subió la cuesta y se despidió de los aficionados para volver a la carrera. Unos metros más adelante se dio cuenta de que se había dejado el casco, así que de nuevo tuvo que volver a la zona del accidente para recogerlo. La Mercedes hacía ruidos extraños pero funcionaba bien, por lo que aceleró a fondo. Sabía que había perdido varios minutos, pero seguía en carrera…
 

Moss se había saltado las dos primeras pruebas del campeonato de Sport Car de 1955, los 1000 km en Buenos Aires y las 12 horas de Sebring. Sin embargo, la temporada comenzó genial con su impresionante victoria en la Mille Miglia junto al copiloto y periodista Denis Jenkinson. Las 24 horas de Le Mans se convirtieron en una tragedia con el fatídico accidente de Pierre Levegh en el que murieron 82 espectadores, provocando la retirada de Mercedes de la prueba francesa por respeto a las víctimas. En Septiembre ganó la Tourist Trophy junto a John Fitch, por lo que Mercedes tenía el título a tiro si vencía la Targa. También había conseguido el triunfo en otras dos pruebas no puntuables para el campeonato, la Eifel Race en Nurburgring y el Gran Premio de Suecia en Kristianstad.
 

Unos días antes de la carrera italiana Moss recibió un telegrama de Neubauer para correr la Targa Florio. La llamada del Jefe del equipo Mercedes le sorprendió, se especulaba con que los intereses de la marca eran correr en Venezuela y se congratuló de que Alfred todavía tuviese el poder de hacer cambiar de opinión a los jefazos de Mercedes para poder correr la prueba más antigua de Europa y tratar de ganar el campeonato.  Ferrari dominaba el campeonato con 19 puntos, mientras que Mercedes y Jaguar que no iba a participar en la carrera tenían 16. Estaba deseoso de volver a correr para quitarse la espina de su derrota en la lucha por título de F1 a manos de Fangio. Era consciente de que a los mandos de un Sport Car podía ser tan rápido o más que el “Maestro”.
 

Neubauer escuchó sus peticiones y le alineó junto Peter Collins, un piloto rápido y con el que sería imposible tener problemas. En las otras Mercedes estarían la temible pareja formada por Fangio y Kling y por otro lado Titterington junto a Fitch. Sus mayores rivales para la victoria serían Ferrari y Maserati. Ferrari contaba con cuatro unidades, dos de ellas oficiales en manos de Castelloti y Manzon y otra para Maglioli y Sighinolti. Las privadas serían para Shelby-Munaron y Piotti-Cornacchina. Maserati alinearía a Musso-Villoresi.
 

La estrategia de carrera estaba clara, para completar los 13 giros a los 72km del circuito Piccolo  delle Madonie, Mercedes intentaría realizar sólo 2 paradas, una en la vuelta 5 y la otra en la 10. Eso implicaba poner a los pilotos al límite físicamente. Los primeros espadas encargados del primer y último relevo iban a ser Moss, Fangio y Titterington. El despliegue de Mercedes en Sicilia fue formidable con 45 mecánicos para 3 coches, acamparon 20 días antes de la carrera sus camiones y los pilotos hicieron casi 17.000 kilómetros de entrenamientos para memorizar las 900 curvas del circuito que pasaba por las ciudades de Cerda, Campofelice, Collesano y Caltavuturo. También estrenaron un pionero sistema comunicación de radio que alcanzaba hasta 25 km y comunicaba los coches con el muro de boxes. Moss entrenó muy duro para la prueba, memorizando rocas, árboles y cualquier cosa que le sirviese como referencia para la carrera. Todo conocimiento sería bueno en una carrera en la que no había comisarios que señalizasen los incidentes.
 

El día de la carrera salió caluroso, algo atípico al tratarse de un 16 de Octubre. Miles de personas aguardaban en las cunetas el paso de los coches, coreando el nombre del piloto de Ferrari Eugenio Castelloti, tan rápido y valiente como Moss. Tras el sorteo del orden de salida, el ambiente eras más que tenso; todos se jugaban mucho. En primer lugar saldría Moss, después Titterington y tras los dos Mercedes Shelby, Fangio, Castelloti y Maglioli. Eran las 7 de la mañana.
 

Moss salió a reventar el crono logrando en la primera vuelta un 44’, rompiendo el record del circuito por más de 2’. Fangio más cauto, lo hizo en 46’ y un desatado Castelloti en 45’. Las dos siguientes vueltas el italiano bajó a 44’, Moss consciente de que el de Ferrari estaba apretando rodó en 43’. Y entonces llegó el accidente.
 

Neubauer esperaba impaciente la llegada de Moss. El británico pasó por meta con 7’ de retraso frente al líder de la carrera Eugenio Castelloti, al que seguía de cerca Fangio. Cuando Moss se metió en boxes los mecánicos se pusieron rápidamente a arreglar los desperfectos. La Mercedes había perdido gran parte del agua del radiador pero parecía estar bien salvo un faro roto y algunas abolladuras. De inmediato Peter Collins se puso a manos a la obra para recuperar el tiempo perdido. Si había algún piloto que podía rodar más rápido de Kling y Manzon ese era Collins, aunque no dominase el circuito de la Madonie. Cuando Moss le contó el incidente a Neubauer éste se quedó atónito, las ayudas externas estaban prohibidas y había vuelto a la pista gracias a ellas. Si alguien daba información sobre lo ocurrido podrían excluirles, aunque había precedentes en los que el director de carrera había hecho la vista gorda.
 

Peter comenzó a rodar en tiempos de Stirling, machacando poco a poco a sus rivales y remontando desde la cuarta plaza hasta el liderato pese a tener varios sustos. Kling aguantó un poco el tipo pero Manzon se hundió completamente, por lo que Castelloti volvió a la Ferrari. De nuevo y ante el deleite de los espectadores que estaban en el circuito, el italiano se puso a volar sobre la pista superando a Kling. En la vuelta 10 Moss y Fangio volvieron a la pista bajo la presión de Castelloti. Tanto fue al límite el piloto de Ferrari que cometió un error que casi le cuesta el abandono, el accidente fue leve, lo suficiente para que le Castelloti se olvidase de dar caza a los Mercedes 300 SLR y conformarse con la tercera posición. Con la carrera en la mano y sólo por el placer de machacar, Moss continuó metiéndole tiempo a Fangio en las últimas vueltas hasta llegar a los 4’ de diferencia.
 

Moss y Collins ganaron la Targa Florio con un tiempo de 9h 43’ y 43” demostrando que iban sobrados en velocidad. Mercedes logró no sólo el campeonato de Sport Car, sino que también lo hizo en F1 con Juan Manuel Fangio.  De esta forma se completaba un año que hubiese sido de ensueño de no ser por el trágico accidente en Le Mans. Un accidente que se llevó por delante al equipo de carreras de Mercedes que días después anunciaría su retirada de la competición.