¿Debería el IMSA frenar a la armada Cadillac?

El IMSA Weatertech SportsCar Championship está pasando por un buen momento de forma, y eso es algo irrefutable. Cuando en 2014 se juntaron las American Le Mans Series y el Grand AM, creando sus propias reglamentaciones, arriesgaron mucho. Estos últimos años y más con los nuevos Daytona Prototype International, cada vez más marcas se involucran en el campeonato, y no solamente con prototipos, también con GTs. La idea de dos categorías, una para los GTE del ACO y la FIA y otra con especificaciones GT3 ha hecho que este año entraran tres nuevos fabricantes.

Tanto en GTLM como en GTD, en las dos carreras que llevamos, no ha habido un dominio absoluto de ninguna marca. Si es cierto que Ford con su GT GTE ha mostrado ser superior, sobretodo en Daytona donde participaron con cuatro coches, dominando las dos primeras clasificaciones con dos primeras líneas. Pero aun así en carrera tanto Ferrari como Porsche y Corvette han conseguido plantarles cara y superarles.

Donde no ha habido color, tanto en las 24 horas de Daytona como en las 12 horas de Sebring, ha sido en la categoría de Prototipos. Los nuevos Daytona Prototype International que están basados en los nuevos LMP2 de 2017 conviven con estos últimos formando una parrilla de más de diez coches. Para ser la máxima categoría es un número bastante alto, viendo sobretodo la parrilla de 5 que tendrá regularmente el WEC en este 2017, y que nos hace añorar épocas como las de hace diez años, con más de 15 LMP1 en pista.

Cadillac ha dominado con mano de hierro estas dos pruebas. En la primera clasificación de la temporada la marca americana copó las dos primeras posiciones con el equipo Action Express, mientras que el equipo Rebellion Racing, con un Oreca LMP2, consiguió batir a una vuelta al Cadillac de Wayne Taylor Racing. El equipo suizo repitió la hazaña en Sebring, logrando la pole position gracias a una fantástica vuelta de Neel Jani. Dos Cadillac se colocaron detrás de él en esta ocasión, con el #10 de WTR otra vez pinchando en sexta posición. 

En las carreras en cambio, las cosas han cambiado mucho. Rebellion tiene una alineación de pilotos de altísimo nivel, con Sébastien Buemi, Neel Jani y Nick Heidfeld, que a una vuelta han demostrado igualar a los Cadillac, pero la fiabilidad del Oreca 07 ha sido su punto débil. En Daytona la lluvia y las diversas banderas amarillas hicieron que el Nissan #22 y el Riley Multimatic #90 lideraran unas cuantas vueltas pero no fue suficiente como para plantarles cara. En Sebring el equipo Rebellion lideró el comienzo de la prueba hasta que los problemas mecánicos volvieron a aparecer. A partir de la vuelta 19, tras el primer pit stop, no lideró ningún otro coche la prueba que no fuera un Cadillac.

 

El único problema de fiabilidad que ha tenido la marca americana fue en las 24 horas de Daytona, cuando el #31 perdió hasta 20 vueltas en boxes por reparaciones mientras el #5 y el #10 se disputaban la victoria. Ni un toque en los últimos minutos de la carrera evitó el doblete de Cadillac, que aventajó en más de una vuelta al Riley de Visit Florida. El dominio fue superior en Sebring, donde ninguno de los Cadillac DPi V.R sufrió problemas mecánicos.

Completaron por fin el resultado perfecto de la marca, un triplete. Los hermanos Taylor, esta vez junto a Alex Lynn, ganaron su segunda carrera consecutiva mientras que el #5 acababa otra vez segundo. El #31 fue tercero, a dos vueltas de diferencia por culpa de un toque con uno de los Ligier Nissan. El Oreca de JDC-Miller fue cuarto, a cuatro vueltas de desventaja.

Las conclusiones que se pueden sacar de estas dos primeras carreras son las siguientes. Por una parte, hay que quitarse el sombrero ante el magnífico trabajo que ha hecho Cadillac. Han conseguido adaptarse a las nuevas normas y han hecho un coche que, de momento, no ha fallado y ha sido el más rápido. Por otra parte, la organización del IMSA debería frenarles un poco, si de verdad quieren fomentar el espectáculo y tener un campeonato igualado.

El Balance of Performance es una herramienta poderosa que pueden utilizar para conseguir carreras más reñidas. Ya lo aplicaron a Corvette en 2015 después de que Antonio García ganara las dos primeras carreras y si no quieren que Cadillac domine toda la temporada de esta manera, deberían de hacer lo mismo. También se puede pensar que es una injusticia, y posiblemente lo sea, porque es injusto que después del buen trabajo que ha hecho la marca se vean relegados por la organización.

Ninguno de los otros DPi ha estado a su altura, Mazda está desaparecida, Nissan, bastante ausente. Los LMP2 han demostrado poder plantarles cara, pero aun no son del todo fiables. Entonces, ¿hay que frenar a Cadillac para que el campeonato esté más igualado o hay quede dejar las cosas como están y esperar a que el resto mejore? Cada uno puede sacar sus conclusiones, lo que sí que es cierto es una cosa: General Motors ha cogido un LMP2, le ha metido un V8 de 6.2 litros y ha creado un coche más rápido y más fiable que el resto.