Lo que comenzó como una delicia para el amante de las carreras de resistencia está dando muchos más quebraderos de cabeza de lo que se podría esperar. El nuevo campeonato unificado de resistencia americano tiene un goteo de marcha de participantes por los más variados motivos.
El último en decidir hacer las maletas, al menos en las pruebas en las que se ven inferiores, ha sido el equipo Muscle Milk Pickett Racing, equipo que paradójicamente monopolizó las American Le Mans Series siendo el único LMP1 real sobre la pista, y que ahora decide marcharse al no poder competir contra unos Daytona Prototype que están dominando la serie.
Y es cierto que existe un gran temor, tanto por parte de los equipos LMP2 como por parte de los promotores. Se esperaba que en pistas como Daytona los DP fueran superiores, pero lo que desde luego no se esperaba es la superioridad que han mostrado en una pista como Long Beach, donde se esperaba que fuera la hora de los LMP2, y a la hora de la verdad llegaron a tener incluso problemas para contener a los GT’s. Y precisamente en este sentido, se comienza a señalar a los neumáticos, ineficientes para este tipo de prototipos, mientras que otras partes directamente señalan a las parejas de pilotos como culpables, tachándolas de menos competitivas.
Fuera como fuese, la realidad es que se ha evidenciado una falta de equilibrio, que de seguir así, acabaría con los equipos de LMP2 marchándose, tal y como algunos han empezado a hacer. Y esto no es bueno para la IMSA ni para su apuesta de unificación, además de ser un incumplimiento de las palabras que en su día se dijeron. No tardarán en salir las primeras acusaciones de que “nos han hecho la cama” y la IMSA se ha quedado con el prototipo de su creación, el Daytona Prototype.
En la línea de arreglar esta situación de descompensación, y que Le Mans deje de ser solo para los europeos, los dos grandes de la resistencia, ACO e IMSA continúan trabajando de cara a un prototipo único con la supervisión de la FIA. La llegada de un nuevo reglamento técnico, fechada en 2017 parece ir por buen camino, y las partes interesadas ya dicen trabajar en un documento común.
De momento las ideas son claras, un chasis común, con cúpula, y bañera de carbono, al que se le puedan acoplar un buen número de motores diferentes. Scot Elkins, vicepresidente de la IMSA ha hablado de que un buen punto de partida es el DTM, donde toda marca que quiera participar parte de un diseño común sobre el que realizar sus propios retoques.
El mayor problema que se encuentra este nuevo posible reglamento, son los coches ya construidos con nuevo reglamento ACO, coches que harán su estreno este año o la próxima temporada, como el nuevo Dome, el nuevo Oreca o el nuevo HPD, y que son coche que de solo valer para dos o tres temporadas supondrán un verdadero fracaso y una inversión nefasta tanto para sus diseñadores como para los que ya hayan realizado la compra, por lo que se presupone que estos LMP2 de nueva normativa ACO serían el punto de partida, pero entonces ya no sería posible implementar de lleno la filosofía DTM.
En definitiva, poco probable crear un nuevo reglamento técnico que no deje cadáveres por el camino. Y aún queda mucho para 2017, y la IMSA debe encontrar una solución para sus equipos LMP2 con cierta urgencia.