Sebring es un circuito muy particular. Curvas largas de alta velocidad con un firme más que bacheado, que tienden a favorecer a los coches de alta carga aerodinámica, justamente el punto fuerte de los LMP2 frente a los Daytona Prototype. Y así pasó en entrenamientos libres y en clasificación, donde los coches de Le Mans fueron superiores a sus contrincantes americanos.
Sin embargo, las 12 horas se les hicieron muy largas a la gran mayoría de los pilotos y equipos. Primero fue el Ligier JS P2 de Michael Shank, que sufrió un fuerte accidente en los compases iniciales de la prueba. Más tarde, Tracy Krohn se encargaba de tirar por tierra el gran trabajo realizado por Oliver Pla, qué lideró la prueba, sufriendo una serie de contratiempos de lo más esperpéntico. Desde una salida de pista, hasta un trompo, pasando por un incidente en boxes que acabó con el atropello de un mecánico. Tras el primer relevo del Gentleman Driver, el LMP2 de Krohn Racing había perdido totalmente las opciones de victoria.
Entonces comenzó a aparecer el LMP2 HPD ARX03b de ESM, opositando fuertemente por la victoria, al menos, hasta que la fiabilidad dijo hasta aquí. Ambas unidades de Tequila Patrón sufrían diversos problemas que acabaron con su carrera. Los Mazda LMP2 hicieron su carrera, mitad de tiempos lentos y mitad de averías y pasos por boxes, mientras que el Delta Wing quemó la centralita en la vuelta de formación, y una vez reparada logró dar 60 vueltas antes de que la suspensión delantera se rompiera en plena recta, obligando al vehículo de Panoz a abandonar.
Tras las numerosas neutralizaciones de la primera mitad de carrera, el Riley Ford de Chip Ganassi, ostensiblemente más lento en pista que sus rivales de Corvette conseguía subir al liderato a base de ahorrarse una parada en boxes. Desafortunadamente para sus intereses la carrera se le hizo demasiado larga, y no solo perdieron el liderato, sino que Pruett/Hand/Dixon acabarían viéndose también apeados del podio.
La primera posición fue entonces para el Action Express Racing de Joao Barbosa, Christian Fittipalid y Sebastien Bourdais, que tuvieron un pilotaje sobradamente superior al resto de sus rivales, tanto, que corrieron el último cuarto de carrera con la seguridad de llevar una vuelta de ventaja sobre el segundo clasificado. Esta segunda posición recayó sobre el Konica Minolta de Wayne Taylor, que con Jordan, Ricky y Max Angelelli logró sobreponerse a diversos problemas iniciales, que incluso forzaron un cambio de frenos, para lograr ascender al segundo escalón del podio.
Completando el triplete de los Corvette DP, el Visit Florida de Wesbrook/Valiante/Rockenfeller, a 12’’ de distancia del vehículo de Wayne Taylor. Carrera nefasta para los Riley BMW. La unidad de Pace/DeFoor/Hinton/Schroeder perdió 31 vueltas, con una notable falta de velocidad en pista, y acabando con una vuelta rápida casi 4’’ más lenta que sus rivales, mientras que la unidad de Mayer y Hartley ni siquiera pudo tomar la salida.