Marc Gené no olvidará la edición número 82 de las 24 horas de Le Mans. A sus 40 años, el piloto de Audi fue relegado al papel de piloto reserva, décimo piloto para la marca alemana. Debido a los acuerdos de Audi con JOTA Sport para dotar de kilómetros en carreras de resistencia a sus pilotos más novatos, en este caso, Filipe Albuquerque, que para esta prueba pilotaría un LMP1, quedaba una vacante en el equipo de LMP2. Dicha vacante sería ocupada por el piloto reserva de Audi en LMP1, Marc Gené.
Tras el escalofriante accidente sufrido por Duval en los entrenamientos libres del miércoles, se comenzó a especular. Primero; que fuese improbable que ese coche pudiese tomar la salida, pues los chicos de Audi apenas tenía 18 horas para traer los repuestos necesarios desde fábrica y ensamblar el coche. Segundo; que Marc Gené debería sustituir a LoÏc Duval en ese coche, pues un piloto no suele ser dado de alta después de un accidente con tanta desaceleración.
Finalmente, tanto el Audi como Gené estuvieron listos para completar el jueves, día de clasificación, el protocolo necesario para salir a pista. Como se esperaba, con un coche con una puesta a punto ‘copiada’ y con tareas pendientes, fueron el coche más lento de entre los 7 LMP1 con tecnología híbrida. Aparecían últimos en las quinielas como posibles ganadores a las 24 horas de Le Mans, sin embargo, durante la recta final de carrera, ascendieron al liderato y ya soñaban con la victoria, la décima para Tom Kristensen, antes de que todo se torciera.
No se puede hablar de mala suerte en una carrera en la que los nueve inscritos en categoría LMP1 tuvieron que entrar a boxes, más o menos tiempo, para solucionar diversos problemas mecánicos. Si bien es cierto que los problemas en el #1 comenzaron antes de lo habitual. Di Grassi sorprendía con un temprano pit stop antes de la media hora de carrera, y el equipo Audi además decidía realizar un cambio de piloto y subir a Kristensen. Una hora más tarde empezaría los problemas de verdad, cuando Kristensen estuvo detenido en boxes más de cuatro minutos, lo que significaba perder una vuelta.
Marc Gené comenzaba su primer stint a las 21:22 donde con el mismo juego de gomas estuvo pilotando hasta las 00:35. Más de tres horas sobre el coche. Los problemas mecánicos volvieron a aparecer cuando Kristensen finalizaba su segundo turno, con una parada que se prolongó casi 7 minutos. Marc Gené volvía a subirse al coche a las 6:49 de la mañana, para realizar un nuevo turno. Un turno en el que Gené se colocaba primero de la categoría, superando al Audi #2 que sufría problemas mecánicos. Gené le pasaba el relevo del coche a Kristensen a las 10:10 de la mañana entre felicitaciones de los mecánicos y la sonrisa del Dr. Ullrich.
Desafortunadamente para los intereses del piloto español, los problemas del Audi #2 se reproducían en la unidad de Marc. Los mecánicos realizaron un sensacional trabajo y cambiaron el turbo del vehículo en solo 17 minutos. Pero fueron suficientes como para perder el liderato y estar tres vueltas abajo del nuevo líder, que además, al tratarse de otro Audi, hacía imposible pensar en una hipotética remontada épica.
La carrera llegaba a su fin y Marc estuvo 6 horas y 20 minutos sobre el coche. El piloto catalán realizó unas vueltas consistentes y rápidas en momentos delicados de la prueba que le permitieron ganar terreno, aunque finalmente la prueba se decidió al que menos problemas mecánicos tuvo, como en la resistencia de antaño, y no en esta nueva “resistencia al sprint” que comenzábamos a ver, si es que esa frase tiene algún sentido.
Teóricamente a Marc le tocaba el último turno, pero los galones mandan, y la remota posibilidad de que el Audi #1 lograse la victoria bien merecía que Tom Kristensen estuviera al volante. Paradójicamente, el equipo en el que Marc iba a pilotar en un principio, el JOTA Sport, conseguía la victoria en LMP2 y aunque Marc rápidamente felicitó al equipo, declaró que no hay sensaciones parecidas a las de subir al podio en LMP1.
“Cuando llegué a Le Mans únicamente tenía la victoria de la categoría LMP2 en mente, pero con todo el respeto posible, un podio en LMP1 es algo mucho más contundente” comentaba Marc al respecto. “Todo fue una sorpresa para mí y por supuesto, también estuve pensando sobre si mi actuación fue buena. Pero Tom y Lucas así como todo el equipo me han ayudado mucho.” Al ser cuestionado por las posibilidades de victoria, Marc dijo que el resultado conseguido también era bueno; “La victoria hubiera sido posible para nosotros, pero estoy muy contento con este resultado.”
Marc Gené se marcha de Francia. Vuelve a sus quehaceres de la Formula 1, que este fin de semana viaja a Austria, donde volverá a enfundarse la ropa de Ferrari. En el recuerdo le quedarán las 66 vueltas que su coche estuvo liderando la prueba a solo 4 horas de acabar la prueba. El recuerdo de una prueba en la que tuvo que subirse y adaptarse a dos coches diferentes, el recuerdo de las felicitaciones de sus compañeros tras los dos espléndidos turnos marcados, y sobre todo, el recuerdo de volver a subirse a un podio abarrotado de gente más allá de donde la vista alcanza. Aunque muchos los daban por acabado, Marc Gené ha demostrado estar a la altura.