Por si las 24 horas de Le Mans de este año no hubiesen tenido el suficiente dramatismo, el tramo final de la carrera deparó aún más tras el enésimo giro de guión de una prueba que ya había deshauciado a Toyota. El abandono del #1 en manos de André Lotterer cuando iba camino de una victoria histórica con 14 vueltas de ventaja dejó la carrera en manos de los LMP2. Todos los LMP1 habían sido víctimas de problemas mecánicos, y la clase menor pasó a ocupar los focos, No obstante, un único LMP1, considerado "perdido" para la causa al principio, aún permanecía con opciones, y las maximizó, vaya que sí
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El inesperado abandono del Porsche #1, causado por un problema en la presión de la gasolina, dejaba con la patata caliente al #2. Este coche ya había recuperado una quincena de vueltas perdidas desde su tempranero problema con la unidad híbrida, y se encontraba a sólo dos del Oreca #38 de DC Racing cuando se produjo. Metódicamente, y a base de buenos stints por parte de Brendon Hartley y Timo Bernhard, lograron dar caza al LMP2 a poco más de una hora para el final, y nada conspiró esta vez contra ellos. Oliver Jarvis, Ho-Pin Tung y Thomas Laurent tuvieron que "conformarse" con una histórica segunda posición.
Pese a haber sido penalizados con un Drive Through, el podio parecía corresponder en un principio al Rebellion #13 de Nelson Piquet Jr, Mathias Beche y David Heinemeier Hansson, pero su coche tuvo que acometer unas reparaciones algo lentas en la parte trasera pasadas las 1 de la tarde, que le hizo perder ese lugar con el Signatech Alpine #35 de André Negrao, Nelson Panciatici y Pierre Ragues. No obstante, ni siquiera esta pelea se libró del drama y, a 42 minutos del final, un aparente problema mecánico mandó a la grava a Negrao. Logró reemprender la marcha, pero las reparaciones en boxes les acabaron costando el podio.
Si LMP2 fue intensa, el protagonismo e igualdad de GTE-Pro no tuvo parangon. Una vez igualadas las estrategias, todo quedó definido para un duelo mano a mano durante dos horas entre el Chevrolet Corvette #63 de Antonio García, Jordan Taylor y Jan Magnussen, y el Aston Martin #97 de Jonathan Adam, Darren Turner y Daniel Serra. En el último stint, y tras esperar durante más de media hora, Adam se lanzó a por todas en Arnage a falta de apenas seis minutos, pero se pasó de frenada y no pudo consolidar la maniobra. Ambos se tocaron y, poco después, Taylor se fue largo en una chicane pasando por una profunda escapatoria de grava.
Sin tenerse claro si el toque contribuyó al problema más que la grava o no, Taylor no pudo evitar que Adam le pasase al comienzo de la última vuelta, y caer a la tercera posición final tras el Ford #67 de Harry Tincknell, Andy Priaulx y Pipo Derani. García, que no pilotó en este tramo final, se va de Le Mans sin la más que probable cuarta victoria en GTs, aunque sí con su quinto podio en la carrera. Por su parte, Miguel Molina sale de su primer Le Mans con un más que positivo quinto lugar en el Ferrari #71 que ha pilotado junto a Sam Bird y Davide Rigon.
En el otro extremo, GTE-Am quedó vista para sentencia desde varias horas antes, y nada cambió el orden final, brindando a Ferrari un gran triplete: Dries Vanthoor, Will Stevens y Rob Smith lograron imponerse en el #84 alineado por JMW Motorsport, con dos vueltas de ventaja sobre el #55 de Spirit of Race (Marco Cioci, Aaron Scott y Duncan Cameron) y el #62 de Scuderia Corsa (Townsend Bell, Cooper MacNeil y Bill Sweedler).
Así han concluído unas 24 horas de Le Mans absolutamente dramáticas, emocionantes, cambiantes, intrigantes y disputadas casi hasta el ultimo momento, donde casi nada fue lo que parecía durante gran parte de la misma. Los LMP1-H serán sometidos a un duro escrutinio sobre su futuro inmediato tras lo de este año pero, con cambio de reglamentación a dos años vista, Toyota se ha comprometido a seguir un año más. ¿Se cumplirán los rumores con Porsche o la firma alemana decidirá quedarse? Por ahora, hoy les toca celebrar.