Si hace nada te contaba que uno de los escenarios en los que sacar auténtico partido a un Veyron es una carrera de aceleración, ahora vengo con otro de sus puntos fuertes, el lucimiento. Tener un coche capaz de alcanzar los 400 Km/h y de dejar atrás a la mayoría de los coches de competición del planeta, no significa que solo sirva para eso. Es más, en pocas ocasiones se le dará tal uso. En cambio lo que si se hace en montones de ocasiones con él, es presumir y lucirlo, que para eso te has gastado más de un millón de euros en el “cacharro”.
Sabedores de ello, en Bugatti son especialistas en potenciar todavía más este aspecto convirtiendo en coches aún más exclusivos si cabe sus Veyron, mediante ediciones especiales. Esta vez les ha tocado a tres Grand Sport, pues los modelos de techo cerrado ya se han vendido por completo y tan solo faltan por vender Veyron descubiertos para dar por finalizada su producción. Los protagonistas del stand de Bugatti en el Salón de Dubai serán los siguientes:
El primero de ellos será el modelo ideal para los más estridentes, pues su combinación de colores entre el amarillo y el negro de la fibra de carbono al descubierto, convierte en misión imposible el pasar desapercibido. Dentro la cosa no se relaja pues el mismo color amarillo recubre prácticamente todo el interior a excepción del salpicadero y, la consola central y los paneles de las puertas, que vuelven a mostrar la fibra de carbono. Si te gusta estas de enhorabuena, pues es el más barato del lote, 1.58 millones de euros.
Empezamos a subir el precio con el segundo, llegando hasta los 1.74 millones de euros. Este modelo es mucho más elegante (y clásico) que el anterior al combinar un exterior que sigue mostrando la fibra de carbono pero esta vez pintada de azul, con partes en aluminio anodizado. Y para demostrar que se trata de una versión única, el interior recibe un baño de color en piel anaranjada, que combina francamente bien con el exterior.
Para terminar y al mismo precio que el anterior, un modelo que vuelve a utilizar la misma fórmula de combinar paneles de aluminio anodizado con otros de fibra de carbono pintada, esta vez en verde. Posiblemente este sea el más discreto del lote y eso se nota sobre todo en su interior, pues aquí la combinación de colores es inversa a la de sus hermanos, utilizando el color más vistoso (el verde) para consola, salpicadero y paneles de puertas, y dejando el al insulso gris el resto del interior.
A ver si estas tres ediciones especiales animan las ventas del Bugatti Grand Sport, que falta hace, pues de las 150 unidades previstas, hasta ahora solo se han puesto en la calle 45. Con un stock de otras 102 unidades más (descontando ya estas tres) seguro que no tardamos mucho en ver nuevas versiones especiales para ir dando salida a los últimos Veyron antes de la llegada del Galibier.