50 años del Hyundai Pony, el 'primer' coche coreano

Democratizó la propiedad del automóvil el Corea, brindó libertad de movimiento a la nueva clase media

27/10/2025 | Scratch Media | Leído: 289

Hyundai presentó en 1975 el primer vehículo de producción desarrollado en Corea del Sur. Cincuenta años después, el legado del Pony permanece como punto de partida de la industria automovilística coreana y como hito fundacional en la historia de Hyundai. Concebido para democratizar la movilidad, el Pony, cuyo nombre fue seleccionado tras un concurso nacional de cinco semanas que recibió cerca de 60.000 propuestas, combinó un diseño avanzado para su época con una ingeniería orientada a la fiabilidad y al uso diario. Su impacto trascendió el mercado local: abrió la puerta a la exportación, consolidó capacidades tecnológicas propias y sentó las bases de una trayectoria de innovación continua dentro de la compañía.

 

Los orígenes del “primer” coche coreano

 

A comienzos de la década de 1970, Hyundai Motor Company se propuso un nuevo desafío: crear un automóvil concebido y fabricado en Corea, capaz de responder a las necesidades de movilidad de un país en plena transformación y, al mismo tiempo, demostrar que la industria nacional podía competir a escala internacional. Bajo el liderazgo de su fundador, Ju-yung Chung, la empresa ya había sido pieza clave en la reconstrucción y modernización del país tras la Guerra de Corea, impulsando la creación de carreteras, fábricas e infraestructuras que sostendrían su rápido crecimiento económico. El siguiente paso natural era trasladar ese impulso al ámbito del automóvil, con un modelo que simbolizara el avance tecnológico de Corea del Sur.

 

Para dar forma al proyecto, Hyundai reunió talento y experiencia de distintos países: combinó ingeniería y producción locales con la tecnología mecánica de Mitsubishi Motors —basada en la arquitectura del compacto Lancer— y con el diseño del prestigioso estudio italiano Italdesign, dirigido por Giorgetto Giugiaro, responsable de iconos como el Volkswagen Golf o el Isuzu 117 Coupé.

 

Con el fin de adquirir experiencia práctica en el proceso de diseño y construcción de carrocerías, la marca envió a diez ingenieros coreanos a las instalaciones de Italdesign en Turín durante un año. Aquella formación permitió al equipo de Hyundai incorporar nuevos métodos de trabajo y establecer la base de su futura capacidad de desarrollo propio. El resultado fue un compacto eficiente y adaptado al entorno coreano, pensado para acercar el automóvil a un público cada vez más amplio en una etapa de intenso crecimiento urbano e industrial.

 

De prototipo a éxito internacional

 

El Pony se presentó en el Salón del Automóvil de Turín en octubre de 1974, donde destacó como el primer modelo coreano exhibido en un evento internacional. Su producción comenzó un año después, en diciembre de 1975, en la planta de Ulsan —y se mantuvo hasta 1982—, con un nivel de fabricación nacional cercano al 90 % de sus componentes. En enero de 1976, inició su comercialización en Corea del Sur, marcando el inicio de una nueva etapa para Hyundai como fabricante integral.

 

Diseñado como un vehículo compacto de cinco plazas y carrocería hatchback, el Pony ofrecía un interior funcional y unas mecánicas eficientes, de fácil mantenimiento y bajo coste de operación. Su carrocería de líneas limpias y proporciones equilibradas proyectaba una imagen moderna y accesible. Además de la versión hatchback, la gama incluyó variantes sedán, pickup y Wagon, destinadas en su mayoría a los mercados de exportación, lo que reforzó su vocación global desde los primeros años. La facilidad de reparación y la durabilidad fueron claves para su popularidad en un país donde la red de servicios todavía estaba en desarrollo.

 

El modelo destacaba por su versatilidad interior, con asientos traseros abatibles —divisibles en dos mitades a partir de la segunda generación— y un asiento del acompañante completamente reclinable. El portón trasero podía desbloquearse desde el puesto del conductor, y todos los controles eran analógicos, reflejando la simplicidad y el enfoque funcional de su tiempo.

 

Ingeniería y motorización 

 

El desarrollo del Pony supuso un punto de inflexión en la capacidad técnica de Hyundai Motor Company. Para adquirir conocimiento práctico, los ingenieros coreanos desarmaron un vehículo de muestra y aplicaron técnicas de ingeniería inversa, con las que rediseñaron la suspensión, la dirección, los frenos, los soportes del motor y el sistema de escape. Este proceso formativo permitió al equipo comprender en profundidad la arquitectura del automóvil y sentar las bases para futuros proyectos desarrollados íntegramente en Corea.

 

El resultado fue un vehículo mecánicamente sencillo, pero de concepción sólida y eficiente. El Pony se ofrecía con dos motorizaciones de gasolina —de 1.2 y 1.4 litros—, ambas con tracción trasera y potencias de 55 y 68 CV, respectivamente. El propulsor de mayor cilindrada podía combinarse con una caja de cambios manual de cuatro velocidades o con una transmisión automática de tres, una rareza en su segmento en aquella época. Su fiabilidad y facilidad de mantenimiento lo convirtieron en una opción asequible y duradera para los conductores coreanos, reflejando el equilibrio entre rendimiento y economía que definía la filosofía de Hyundai.

 

La atención al detalle también se extendió a la seguridad y al confort. Desde su concepción, el Pony integró frenos de disco delanteros, columna de dirección colapsable, reposacabezas en todas las plazas y cinturones de seguridad para los cuatro ocupantes. Antes de su lanzamiento, el modelo fue sometido a exhaustivas pruebas de resistencia estructural, incluyendo impactos frontales a 30 km/h y ensayos de vuelco, con el objetivo de garantizar la rigidez del chasis y la protección de los pasajeros. Estas pruebas marcaron el inicio del compromiso de Hyundai con la seguridad como eje de desarrollo.

 

En marcha, el Pony destacaba por una conducción equilibrada y confortable, gracias a una suspensión ajustada específicamente a las carreteras coreanas. Los catálogos de la época elogiaban su estabilidad, maniobrabilidad y bajo nivel de ruido, cualidades que consolidaron su reputación como un vehículo moderno, fiable y adaptado a las condiciones locales.

 

Del éxito internacional al Pony II: consolidando la presencia global

 

Todas estas características popularizaron el Pony entre los consumidores nacionales. En su primer año completo de comercialización, vendió 10.726 unidades y alcanzó una cuota del 44 % del mercado nacional de turismos, consolidándose como el vehículo más popular de Corea del Sur. Su combinación de diseño contemporáneo, ingeniería confiable y precio competitivo le permitió convertirse en el primer “coche propio” de miles de hogares coreanos, y en un referente del desarrollo industrial del país.

 

A partir de 1976, Hyundai inició la exportación del Pony a varios mercados internacionales. El Reino Unido fue el primero en recibirlo, convirtiéndose en enero de 1976 en el primer mercado extranjero en comercializar un automóvil coreano. Posteriormente, el modelo se introdujo en Bélgica, Grecia, los Países Bajos, Ecuador, Colombia y Egipto, entre otros destinos.

 

El éxito internacional del Pony consolidó a Hyundai como fabricante global y situó a Corea del Sur en el mapa de la industria automovilística mundial. Entre 1976 y 1985, la compañía exportó más de 67.000 unidades del Pony y su evolución directa.

 

Este crecimiento internacional preparó el terreno para la presentación, en 1982, del Pony II, la segunda generación del modelo original, cuya producción se prolongaría hasta 1990, incorporando mejoras significativas en diseño, confort y calidad de materiales. Como parte de su estrategia de expansión en Norteamérica, Hyundai desarrolló el Pony 2 CX para el mercado canadiense, con paragolpes “de 5 millas” que cumplían con las normativas de seguridad locales, marcando el primer paso de la marca en el continente y allanando el camino para su posterior llegada a Estados Unidos.

 

Legado y reinterpretaciones modernas del Pony

 

Su legado inmediato impulsó la expansión global: en 1986, el Pony Excel se convirtió en el primer automóvil coreano exportado a Estados Unidos, logrando un éxito histórico y consolidando la presencia de Hyundai en uno de los mercados más exigentes del mundo. Medio siglo después, el Pony sigue representando la filosofía de Hyundai Motor Company: acercar la movilidad y el progreso a más personas, sin perder de vista su esencia original.

 

Y es que, el Hyundai Pony fue mucho más que el primer coche de producción coreano: se convirtió en un símbolo de progreso y diseño que seguiría inspirando a la marca durante las décadas siguientes. Su espíritu pionero y su estética funcional dejaron huella en modelos como el IONIQ 5, cuya silueta evoca las líneas geométricas del Pony original, o el N Vision 74, que reinterpretó el prototipo Pony Coupé Concept de 1974 —base conceptual de los primeros deportivos de la compañía— como laboratorio de innovación en movilidad de hidrógeno. Aquel prototipo, obra del diseñador italiano Giorgetto Giugiaro, compartía rasgos estilísticos con otro de sus trabajos más emblemáticos, el DeLorean DMC-12, y anticipaba un lenguaje de diseño que hoy se considera icónico en la historia del automóvil. Esa misma inspiración sigue viva en proyectos como el Heritage Series Pony, presentado en 2021, o el reciente INSTER, que actualiza los valores de accesibilidad y tecnología en un nuevo contexto eléctrico y urbano.


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