¿Quién dijo que los muscle car no son coches para la pista? La mayoría de nosotros, de acuerdo, pero el renovado Chevrolet Camaro en su versión Z/28 nos acaba de demostrar en Nürburgring que de torpe no tiene un pelo.
Su tiempo por vuelta de 7 minutos y 37,47 segundos es muy meritorio. Para hacerse una idea rápida, es tan veloz como un Lamborghini Gallardo Superleggera, un Lexus LF-A y un segundo más rápido que un Ferrari F430 Scuderia. A poca distancia le quedan otros como el Audi R8 GT (7:34) o el Porsche 911 (997) GT3 RS (7:33).
Para entender por qué este ‘hierro’ americano es tan eficaz no hay más que repasarlo un poco. Su aerodinámica está optimizada para altas velocidades, el peso respecto a un Camaro ZL1 se reduce en más de 135 kg, los frenos son carbocerámicos y la potencia se transmite al suelo a través de las ruedas traseras con la ayuda de un diferencial autoblocante.
Una potencia que alcanza los 500 CV cuando el V8 atmosférico de 7.0 litros respira a pleno pulmón, esto sí, muy americano. Pero en contra de lo que pudiera parecer, asociado a un cambio manual, eficacia y conducción son lo primero.