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Lexus tiene en sus manos uno de los juguetes más jugosos desde su creación: el LC 500, un coupé de cuatro asientos con una estética que nada tiene que envidiar al superdeportivo LFA. De hecho, el LC 500 es la versión de producción del prototipo LF-LC que apareció en 2012.
Con la clásica configuración de motor delantero y tracción trasera, el LC 500 se sirve de un 5.0 V8 para alcanzar 467 caballos de potencia, el mismo que utilizan el RC F y el GS F. Ahora bien, para aprovechar al máximo el potencial del propulsor, se ha decidido instalar una caja de cambios de diez marchas que se comporta con la velocidad propia de una transmisión de doble embrague.
Aunque no se ha especificado una velocidad punta concreta, según el medio británico Top Gear la aceleración de 0 a 100 es inferior a los cuatro segundos y medio. Por el rendimiento esperado, se situaría frente a frente con el BMW Serie 6 o incluso todo un referente como es el Porsche 911.
Lexus ha utilizado la estructura GA-L, centrada en colocar los elementos más pesados del conjunto (como el motor y los propios ocupantes) lo más bajo posible y más cerca del centro del chasis, el cual supera en rigidez al del propio LFA. También existen otros elementos, como un techo opcional de fibra de carbono – el de serie es un panel de cristal – o puertas que mezclan aluminio y fibra de carbono en su composición.
“Los departamentos de diseño e ingeniería han trabajado juntos para superar cada obstáculo y lo lograron uno a uno.Siento que hemos alcanzado algo más grande que si simplemente hubiéramos mantenido el espíritu del diseño del prototipo”, declaró el jefe de ingenieros Koji Sato.