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El McLaren 570S es, a priori, el modelo más asequible de la gama de superdeportivos de la casa de Woking. Ahora bien, esto no significa que sea un vehículo dócil – al contrario, pues sus excelentes prestaciones son un aperitivo de las versiones más potentes, justificando su hueco en el mercado.
Todos los modelos de McLaren Automotive cuentan con una mecánica similar: un 3.8 Biturbo V8, una caja de cambios de doble embrague SSG y un chasis tubular de fibra de carbono. Se comparte, según afirma el jefe de los productos Sport Series Andy Palmer, el diez por ciento de las piezas – este dato se corresponde con los ejes delantero y trasero, el sistema de frenado, el sistema de infoentretenimiento IRIS y algunos componentes del motor.
El resto, como todo el motor o el sistema de escape, varía según la versión que se elija. La diferencia entre los modelos son el nivel de las prestaciones de las piezas, y ya solo el 570S desarrolla 562 caballos de potencia y una velocidad máxima superior a los 320 kilómetros por hora. La suspensión es un sistema tradicional de muelles con barras antivuelco normales en lugar de los amortiguadores hidráulicos de última generación vistos en la variante superior, el 650S.
Eso sí, no es fácil acceder a esta clase de modelos. El primer obstáculo es el precio (unos 196.500 euros según la relación entre libras y euros a diciembre de 2015) y el segundo es el propio coche, pues la puerta se abre en un ángulo de diedro y, con una altura del asiento rebajada, introducirse en el habitáculo es (como relata el medio Top Gear) como meterse en un cañón de circo.
Una vez se está dentro y se acostumbra uno a un sistema de navegación de fácil manejo – además de que incorpora conectividad Bluetooth con los teléfonos móviles – refleja una sensación cómoda al volante incluso a un conductor que no esté familiarizado con el 570S. Al no ser un deportivo extremo cuenta con detalles como visores solares, tres pantallas del ordenador de a bordo o altavoces de alta potencia – aunque ni siquiera éstos, opcionales, son capaces de mitigar el sonido del V8 Biturbo, ya que no hay mucha reducción de ruido en el McLaren.
La dirección es ágil, pero aunque no llega al nivel de agilidad visto en un Ferrari, si es tarea fácil colocar el coche donde el conductor quiere, funcionando en armonía con el conjunto de suspensión y frenado para completar la sensación de conducción a través del tipo de carretera que se trate. En definitiva, se trata de un vehículo fuerte, que muestra el potencial de los McLaren de calle sin llegar a los costes del 650S, 675S o el superior P1.