Madrid. La excelencia en ingeniería, su auténtica fascinación por los coches bien construidos, su atención especial a la funcionalidad, calidad y fiabilidad y su diseño audaz y depurado han sido los valores de Opel en sus 120 años de exitosa andadura. Su historia está unida a las constantes innovaciones, lo que le ha convertido en una referencia para la automoción europea como pionera en la implementación de los avances de la más alta tecnología en la producción en serie de vehículos.
Actualmente, la marca alemana continúa reinventando y enriqueciendo estos principios con la calidez y la mentalidad de innovación que la caracteriza. Así, es referente en avances tecnológicos como los sistemas inteligentes de faros matriciales led, los asientos deportivos ergonómicos AGR, sus sistemas de asistencia a la conducción y sus motores súper eficientes. Además, ha sido referente en GLP (Gas Licuado del Petróleo o Auto Gas), fruto de su compromiso por mantener un respeto absoluto por el hábitat y por cumplir a ultranza con la normativa ambiental.
Sin embargo, esta hiperactividad no es nueva. En sus 120 años de historia, la marca ha conseguido hitos tecnológicos que han influido en toda la automoción europea y han contribuido decisivamente a facilitar el día a día de los conductores:
El motor del Patent Motorwagen. Este modelo, primer automóvil en la historia de Opel, era un descapotable que se lanzó al mercado a finales del siglo XIX. Hacia 1902, los clientes demandaban más potencia. La respuesta de Opel supuso el mayor logro en diseño de motores hasta la fecha, tanto por la simplicidad de su mecanismo como por la robustez de su construcción. Esta mecánica de dos cilindros desarrollaba una potencia de 12 CV y permitía alcanzar los 45 Km/h, una velocidad de vértigo para la época.
La suspensión síncrona. En la feria comercial de Berlín de 1934 se presentó este diseño alternativo a la suspensión de rueda delantera sin eje. Esto permitió que los baches no se filtraran al interior del vehículo.
El 'seis en línea'. Este avance confirmó la idea de Opel de impulsar una democratización de las tecnologías de alta calidad. Las berlinas “KAD” - Kapitän, Admiral y Diplomat - y el coupé Monza, implementaron un refinado motor de seis cilindros en línea que ofrecía una sensación inmejorable.
Un diseño diferencial en el Opel Diplomat. Este modelo de la marca contaba con una solución avanzada en motorización y chasis. Se trataba de un diseño en el que el eje de unión de las ruedas no soporta el diferencial, algo que combina las ventajas de la caída constante del eje rígido con los beneficios de un sistema de ruedas independientes. El eje De Dion está unido a cada rueda trasera con su muelle y amortiguador telescópico y describe una curva para salvar el diferencial. El diferencial, por tanto, está unido al bastidor y es parte de la masa suspendida. En un eje rígido normal, por el contrario, el diferencial está en el eje y forma parte de la masa no suspendida.
105 CV en un compacto. En 1975, Opel realizó una declaración de intenciones al dotar con un motor de 105 CV a un automóvil compacto, el Kadett, con el que llegaba a acelerar de cero a 100 km/h en 10,2 segundos. Alcanzaba una velocidad máxima de 184 km/h y más tarde, con el motor de 2.0 litros, incluso llegó a los 190 km/h. Estaba destinado a un conductor medio más deportivo. Esta innovación también incluía una mejora en el chasis, para que este gestionara la alta potencia del motor con eficacia.
Más seguridad con el chasis DSA en el eje trasero. Al aumentar la potencia del motor, Opel también debía incrementar la seguridad. Para ello, en los modelos Omega 3000 y Omega 3000 24V, los ingenieros de Opel instalaron un sistema de suspensión trasera multibrazo que se basó en un chasis de seguridad DSA, que la garantizaba en todos los rangos de velocidad.
Resistencia aerodinámica. El Manta comparte tecnología con el Ascona cuando aparece en 1970, mientras que el Calibra “toma prestada” la tecnología del Vectra a partir de 1989. El Calibra Turbo 4x4, que se sitúa en lo más alto de la gama del campeón del mundo de la aerodinámica (con un Cx de 0,26), desarrolla 204 CV y ofrece las mismas prestaciones que otros vehículos deportivos de más del doble de precio.
FlexRide. A partir de 2008, Opel incorporó este aspecto en sus catálogos para una mayor diversión de conducción y seguridad. Se consiguió con un chasis con el que el conductor podía ajustar la dinámica de conducción de acuerdo con sus propias preferencias seleccionando el modo Normal, Sport o Tour. Inicialmente se reservó para el nuevo tope de gama, el Insignia de Opel, pero se introdujo también en la nueva generación del Astra solo un año después, una verdadera primicia en el segmento compacto.
Lo último en precisión. El Opel Insignia marca actualmente lo último en precisión y diversión de conducción, en su versión más deportiva como el modelo tope de gama GSi. También en este acabado se cuenta de serie con el chasis FlexRide más desarrollado. Además, incorpora el sistema de tracción integral Twinster que sustituye el diferencial convencional en el eje trasero por dos embragues que pueden controlar en fracciones de segundo el par transmitido a cada rueda trasera individualmente. Dependiendo de la situación de la conducción, se acelera cada rueda, independientemente del estado de la carretera o de las condiciones climáticas.
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