La COVID-19 no solo traerá Grandes Premios sin público, así como limitaciones en el personal de los equipos y en el número de periodistas -10 en sala de prensa- en cada cita de la temporada de Fórmula 1 de 2020 que arrancará el próximo 5 de julio -con una doble cita- en Austria. También supondrá la modificación de varias ceremonias históricas de la especialidad.
Se trata ni más ni menos que de las tradicionales celebraciones que tienen lugar en el podio. Allí, en ese privilegiado lugar de honor, los tres primeros clasificados reciben el reconocimiento público con la entrega de trofeos tras cada carrera. Pues ese protocolo como se conocía hasta ahora se ha acabado.
Así lo ha afirmado recientemente Ross Brawn, máximo responsable deportivo del Gran Circo. El antiguo jefe de Ferrari ha asegurado que en aras de mantener la distancia física de seguridad que impida posibles contagios por coronavirus, se modificará este tipo de actividades.
Aunque de momento no se ha ofrecido una alternativa, la terna de pilotos podría ser homenajeada en la pista después de bajarse de sus monoplazas.
Peor horizonte se plantea para la tradicional ducha de champán. El famoso espumoso desaparece para la presente campaña. Los héroes ya no podrán agitar ni brindar con dicha burbujeante bebida.
Pero los cambios no terminan ahí. Adiós a las parrillas abarrotadas antes de la carrera, ya que se han anulado las invitaciones para los personajes VIP.
Además, el nuevo procedimiento establece que los monoplazas deberán situarse en los cajones de salida solo quince minutos antes de que se apaguen los semáforos, frente a los treinta minutos habituales.
Asimismo, deberá situarse un reducido número de mecánicos de cada equipo, junto a los bólidos a la espera de que comience la batalla. De momento, esta es la nueva normalidad que no deja de ser una anormalidad, que nos toca vivir en la competición y en el día a día.