El Gran Premio de Italia siempre es la cita más especial de la temporada para Valentino Rossi, la carrera que reúne a más aficionados y seguidores del piloto de Tavullia y donde siempre ha estrenado una decoración especial de su casco para la ocasión.
Rossi fue dueño y señor de Mugello en la categoría reina ganando entre 2002 y 2008 siete veces de forma consecutiva. Desde 2009, cuando fue tercero, no ha vuelto a conseguir la victoria en su trazado, limitándose a repetir la última plaza del podio en 2014 y 2015.
Con esa estadística y el actual momento por el que atraviesa la Yamaha, no son demasiado altas las expectativas de Valentino de cara al fin de semana, aunque no por ello la carrera deja de ser especial para el piloto de 39 años.
“Es genial haber logrado anotarse un podio en Le Mans justo antes de la carrera de Mugello”, explica Rossi.
“En general siempre es bueno poder estar en el podio antes de cualquier carrera, porque de este modo no estás las dos semanas entre grandes premios enojado”.
Para Rossi, la de Italia es una cita cargada de compromisos y rodeado de miles de fans que quieren arrancarle una firma o una fotografía, la presión es enorme.
“Llegar a Mugello sintiéndote relajado es mejor”, admite.
Sin embargo, el test que junto a otros pilotos realizó el pasado 10 de mayo en esta pista no le invita a grandes logros.
“Me sentía optimista de cara a la carrera de Mugello antes del test que hicimos aquí hace unas semanas, pero durante el entrenamiento no fuimos tan rápidos como hubiéramos querido. Esperaba más”, reconoce.
“Durante el in de semana tenemos que dar más, hay que mejorar la moto y trataremos de hacerlo lo mejor posible”, zanja ‘il dottore’.