Maverick Viñales sumó este domingo su segundo podio de la temporada tras el logrado en Austin. Para encontrar el anterior hay que remontarse a Australia el pasado año, una carrera con un guión similar al de hoy donde el catalán sabe zafárselas a la perfección para imponer su pilotaje.
La temporada de Viñales se ha convertido en una montaña rusa, en la que de un gran premio a otro o incluso de la mañana a la tarde sus sensaciones cambian. Sin embargo, ya en la pasada carrera en Barcelona el de Roses (Girona) se mostró más regular y solo una mala salida le condenó en carrera.
Tras el test celebrado allí, el de Yamaha afirmó haber encontrado una solución a los problemas que arrastraba en las primeras vueltas, en las que con depósito lleno sufría para seguir el ritmo de cabeza. Así, tras una buena salida hoy, el #25 fue capaz de engancharse al grupo que disputó el triunfo.
"En la salida no perdí posiciones y si hubiese partido en primera línea creo que habría podido intentar apretar", afirma Viñales. "Creo que tenía un poquito más. Pensaba que tenía la oportunidad de irme porque me sentía muy fuerte. Incluso cuando me salí a cuatro vueltas del final me pude volver a enganchar, y eso significa que tenía ritmo".
El catalán por primera vez este año estuvo metido de lleno en la pelea por el triunfo, aunque finalmente fue a parar a manos de Márquez.
"He podido ser agresivo. Hacía tiempo que no me divertía tanto encima de la moto. Fui a por todas. Iba a todo o nada".
Viñales asegura que este podio no es fruto de la casualidad ni de tratarse de uno de los circuitos que mejor se le adapta a las Yamaha, aunque advierte que aún queda trabajo por delante.
"Por supuesto que hemos mejorado, ya lo dije después del test de Montmeló. Me sentía más fuerte con depósito lleno. El equipo ha hecho un gran trabajo. Poco a poco vamos ajustando las cosas de la moto. Todavía falta un poquito en electrónica, pero vamos llegando y estamos a un buen nivel", zanjó.