Ya comenzó oficialmente la temporada de Indycar, y con ello, los primeros problemas. Paradójicamente fue uno de los pilotos más veteranos, Will Power, el que inauguró la temporada de accidentes.
El australiano comprobó en sus carnes como los circuitos urbanos no permiten el más mínimo fallo de concentración. El piloto de Penske se entretuvo cambiando el repartidor de frenada cuando entró en una de las curvas rápidas con una sola mano en el volante. Power no pudo sostener el coche y el volante se le acabó resbalando. El piloto intentó corregirlo como pudo pero el impacto fue inevitable. Un error impropio de un piloto de su talla que a buen seguro le hace salir al máximo de concentración en las próximas sesiones.