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Fernando Alonso y Toyota: una gesta como ninguna otra

Varios son los momentos que han marcado la grandeza del asturiano en Le Mans con Toyota

18/06/2018 | David Durán | Fotos: Toyota Gazoo Racing | Leído: 1344

Twitter (@TheDDuran)


Aunque no cubra todas las portadas de los periódicos españoles (algo que sí ocurriría con mucha mayor probabilidad en otros países), lo que ha hecho Fernando Alonso en estas 24 Horas de Le Mans es algo que lo enmarca como uno de los mejores pilotos que se han visto en la historia. No de Fórmula 1, de resistencia o algo en concreto: uno de los talentos más fulgurantes que se hayan sentado jamás al volante de un bólido de cuatro ruedas.


Fernando Alonso en Le Mans 2018

Durante los primeros preparativos para Le Mans ya demostró comprender la dinámica de Toyota Gazoo Racing
, un equipo por lógica diferente al McLaren al que está acostumbrado a correr desde 2015 y con la particularidad de tener que compartir vehículo en vez de tener un monoplaza que configurar a gusto. También se tratan de disciplinas distintas y coches que funcionan distintos, aunque tanto los Fórmula 1 como los LMP1 sean máquinas híbridas – para empezar, los LMP1 tienen en cierto sentido tracción total ya que la potencia de los motores eléctricos se distribuye al eje delantero, algo que no ocurre en la categoría reina por normativa.


Ya en los entrenamientos demostró estar al menos al mismo nivel que sus compañeros del coche número 8 Sébastien Buemi y Kazuki Nakajima – es decir, un rookie estaba enfrentándose a la élite de la disciplina nada más llegar. Mientras tanto, en el coche número 7 estaban José María ‘Pechito’ López (a quien se le considera el mejor piloto de turismos del mundo tras su apisonador paso por el ya extinto WTCC), Mike Conway y Kamui Kobayashi. Como se esperaba, los dos Toyota TS050 Hybrid coparon las dos primeras posiciones, demostrando la superioridad de las dos máquinas oficiales frente a los LMP1 no híbridos: los Rebellion, el Nismo de ByKolles, los dos Ginetta y los BR Engineering de DragonSpeed y SMP Racing, entre los que estaba también cierto ex compañero de Alonso: Jenson Button.


Alonso, Buemi y Nakajima formaban el segundo equipo de la marca nipona

La pole la marcó Kobayashi con un estelar 3:15.377
, dejando al coche hermano a dos segundos exactos y al resto de LMP1 a más de 4 segundos de ventaja. Los dos Toyota partieron en la salida de La Sarthe y, tras un accidente en la primera curva entre André Lotterer y Ben Hanley, se desmarcaron del resto del pelotón, manteniendo el orden hasta que a las dos horas el número 7 llevó a cabo una estrategia diferente y se ha puesto en cabeza.


Poco después apareció Alonso, que tenía como objetivo reducir distancias con el coche número 7 (pilotado en ese momento por Conway, aunque pronto le dio el relevo a López). En su primer stint cumplió con ese objetivo, parando antes de que lograse alcanzar al argentino en pista y le adelantara como se puede ver en este vídeo. Más tarde, López tuvo que entrar en boxes debido a un pinchazo lento.


Unos minutos después Alonso y López dieron el relevo de manera respectiva a Nakajima y Kobayashi, intercambiando posiciones de nuevo. Nakajima dejaría a Buemi al volante cuando se produjo uno de los grandes sustos de la carrera: Matevos Isaakyan, que rodaba cuarto con el SMP Racing número 17, chocaba contra el muro y dañaba el motor. Trató de volver varias veces a pista, pero el motor expiró con llamarada incluida, dejando al equipo fuera de combate – esto provocó una Slow Zone que no vio Buemi, lo que le causó al equipo número 8 una penalización de un minuto.


Entonces fue cuando llegó la magia de la noche: Alonso tomó el relevo con dos minutos de desventaja frente al líder y empezó a marcar vueltas colosales
, siendo capaz de rodar hasta cinco segundos por vuelta más rápido que el coche número 7. A las dos horas (cuando, aún con neumáticos usados, seguía marcando tiempos espectaculares) ya había reducido a la mitad la diferencia y el equipo decidió alargar el stint del asturiano. Por delante, López trataba de aguantar, pero no sólo seguía perdiendo segundos sino que tenía una salida de pista. Cuando Alonso se bajó del coche, la diferencia se había reducido hasta los 45 segundos.


Le Mans recordará la noche de Alonso durante muchos, muchos años

Gracias al español, el coche número 8 (ya con los stint de Nakajima y Buemi) fue capaz de colocarse de nuevo en primera posición a la llegada del amanecer, faltando las últimas horas para el final de la carrera. Alonso realizaría un stint final en el que dejó el coche en primera posición con más de minuto y medio de ventaja, un colchón que resultó vital para asegurar la victoria. Para cuando al fin ondeó la bandera a cuadros (con Nakajima al volante), Toyota pudo por fin conseguir la victoria (con doblete además) en las 24 Horas de Le Mans, la que se le había escapado ya en diversas ocasiones durante los últimos 20 años.


“Estoy en una nube. Es difícil de explicar lo que se siente, es un sueño hecho realidad. Tengo mucho que agradecer a mucha gente. Este objetivo se logra con trabajo y dedicación. Lo más complicado casi que ha sido ver la última hora de carrera por la televisión. No estoy acostumbrado, siempre estoy en el coche cuando se deciden las carreras. Pero ha sido muy emocionante y estoy muy contento”, afirmó Alonso tras la carrera.

La gesta que llevó a cabo Alonso fue tremenda, tanto que incluso nada menos que Tom Kristensen, el piloto más laureado en la historia de la mítica carrera, destacó el trabajo realizado por el piloto español en su primera participación. Pilotos de resistencia, de Fórmula 1 y personalidades de todos lados felicitaron al ovetense en una de sus victorias más grandes, regresando al podio que tan esquivo le ha sido en los últimos años en la categoría reina.


Alonso, Buemi y Nakajima se suben a lo más alto del podio

Tras los dos Toyota, los únicos LMP1 en terminar fueron los dos coches de Rebellion, mientras que en LMP2 gobernó sin apenas resistencia Oreca número 26 de G-Drive Racing con Roman Rusinov, Jean-Eric Vergne y Andrea Pizzitola. No obstante, G-Drive fue descalificado dos días después al encontrarse un elemento ilegal en el sistema de repostaje, por lo que el triunfo en la categoría recayó en el Alpine número de 36 de Nicolas Lapierre, Andre Negrao y Pierre Thiriet. En GTEPro se alzó el Porsche 991 RSR con Michael Christensen, Kevin Estre y Laurens Vanthoor (el apodado ‘Porsche cerdo’ que llevaba la misma decoración que el Porsche 917 20 de 1971) mientras que en GTEAm también hubo un claro ganador, otro Porsche 991 RSR – en este caso el número 77 pilotado por Matt Campbell, Julien Andlauer y Christian Ried.


Además de Alonso, participaban en la carrera Antonio García (quien también compitió contra Alonso en categorías de promoción décadas atrás) como piloto oficial de Corvette y Miguel Molina, que llevaba uno de los Ferrari 488 GTE Evo de AF Corse. García no pudo repetir la victoria de otros años, contentándose con la quinta posición mientras que Molina acabó décimo, dos resultados que no dejan de ser un logro en la siempre competida categoría GTE Pro – de hecho es donde las marcas pelean más, estando metidos en esa guerra Ferrari, Corvette, Ford, Porsche y Aston Martin, pegándose en cada vuelta de cada carrera de resistencia.



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