Creo que no habría suficientes adjetivos para describir la gran carrera que hemos visto. Tres remontadas que han hecho las delicias de los aficionados, una salida cargada de acción y un final vibrante en el que la victoria no se decidió hasta la última vuelta. Se echaba de menos esta versión de la F1.
Nada tiene que ver lo visto en Le Castellet la semana pasada y lo visto esta tarde en el Red Bull Ring. La carrera no fue predecible y monótona, los Ferrari y Verstappen (porque Gasly está en otro nivel) salieron a ganar y, desafortunadamente, Mercedes no estuvo a la altura de las expectativas.
Confieso que el resultado de los de Brackley es más un tropezón en el camino que una bajada de rendimiento temporal. El calor del Red Bull Ring, quizás, dejó en evidencia los problemas de temperatura del W10, algo que ya advirtió Toto Wolff. Tanto Valtteri Bottas como Lewis Hamilton estuvieron desaparecidos toda la carrera. Ni siquiera presionaron en los primeros compases de carrera tras la nefasta salida de Verstappen. El británico se bajó por primera vez del podio en un año, mientras que el finlandés casi sucumbe ante un Vettel que volvió a derrochar la velocidad.
Hablando del alemán, creo que es menester resaltar su carrera. Venía de dos carreras para olvidar y con el paddock poniendo en duda su continuidad en el Gran Circo. Borrón y cuenta nueva para el tetracampeón del mundo que ni siquiera el error de Ferrari en boxes le impidió adelantar dos veces a Hamilton y una Bottas. Sin duda, Vettel se puede dar más que satisfecho por su gran carrera, que será un bálsamo perfecto para recuperar la confianza.
No me puedo olvidar de los grandes protagonistas: Max Verstappen y Charles Leclerc. Pelea cuerpo a cuerpo, emparejándose ambos a la salida de las curvas, haciendo vibrar a los aficionados presentes en el trazado austriaco y, sobre todo, recordando a muchos la. Sin duda fue una lucha para enmarcar entre los dos jóvenes con más futuro de la parrilla. Simplemente ambos estuvieron magistrales.
Dejo un último apunte del neerlandés. Su victoria tiene aún más relevancia, no para Red Bull sino para Honda. Los japoneses han pasado cuatro años de disgustos, duro trabajo y muchisimos fallos que los han convertido en el hazmerreir del paddock. La celebración en el podio creo que lo dice todo.
Por detrás la lucha por puntos tuvo nombre y apellidos: Carlos Sainz Vázquez de Castro. Para el madrileño salir 19º no supuso un inconveniente y volvió a realizar una carrera perfecta. Adelantó a todos los rivales directos por los puntos y se permitió el lujo de presionar a un desdibujado Pierre Gasly.
En definitiva, fue un Gran Premio para no olvidar. Emocionante de principio a fin y que ha reverdecido a una Fórmula 1 que, tras lo visto en Paul Ricard y Montreal, necesitaba como agua de mayo una carrera de este estilo. Solo deseo que el Gran Premio de Austria sea el punto de inflexión de más carreras emocionantes.