Aleix Espargaró sabía que el Gran Premio de Japón, disputado en el circuito de Motegi, podría ser complicado para él, y no se equivocaba. Mientras que su compañero de equipo en Aprilia, Maverick Viñales, mostró destellos de mejoría, Espargaró enfrentó un fin de semana lleno de dificultades que comenzó desde los primeros entrenamientos.
El piloto de Granollers solo pudo clasificar en la 15ª posición, quedando fuera de la Q2 y superado incluso por Raúl Fernández, otro piloto de Aprilia. Esta posición de partida afectó gravemente su desempeño en la sprint, donde, tras una remontada inicial, terminó en el suelo debido a la falta de presión y temperatura en el neumático delantero. Aunque en la carrera larga pudo finalizar en novena posición, fue el mejor piloto de Aprilia tras la caída de Viñales.
A pesar de su resultado, Espargaró finalizó a treinta segundos del ganador y a diez de las Ducati que terminaron delante de él, lo que lo dejó frustrado por la falta de agarre de su RS-GP: "Es increíble cómo podemos tener tan poco agarre. Parece que usemos otros neumáticos, otro asfalto... Es surrealista", comentó, haciendo referencia a lo fácil que sus rivales, como Marco Bezzecchi y Fabio Di Giannantonio, lo superaban.
Además, el piloto español explicó que la falta de agarre también le afectó físicamente durante la carrera: "Estoy reventado, la moto no gira y derrapa mucho. He llegado a meta de casualidad por el combustible, porque iba con todas las alarmas encendidas por el 'spin'".
Espargaró no tiene claro si su moto ha empeorado o si simplemente el nivel de sus rivales, especialmente las Ducati, ha subido considerablemente: "Es difícil de medir. Creo que los demás han mejorado mucho y nosotros no hemos sido capaces de seguir el ritmo. Los tiempos se están destrozando, las carreras son mucho más rápidas, y eso es porque las Ducati tienen un nivel de agarre superior", concluyó.