Stoffel Vandoorne llegaba a Seúl como líder del campeonato, con una ventaja de 36 puntos sobre Mitch Evans, 41 sobre Edoardo Mortara y 57 sobre Vergne. En la primera carrera del fin de semana, Evans había tenido un pilotaje sensacional en condiciones mixtas desde la primera vuelta hasta el final, lo que le permitió recortar distancia a Vandoorne, que tuvo una sesión más complicada y solo pudo ser quinto. Gracias a esta victoria, el título aún era posible para el neozelandés, ya que se situaba a 21 puntos del belga.
El segundo E-Prix de Seúl era el que decidiría quién se iba a alzar con el trofeo de campeón: Vandoorne o Evans. Sin embargo, el resultado de la clasificación fue determinante, ya que Stoffel partía desde la cuarta posición en la parrilla y su máximo rival lo hacía desde la decimotercera. Aunque el piloto de Jaguar remontó lo que no está escrito, Stoffel lo tenía todo de cara y su segundo puesto fue decisivo para convertirse en campeón del mundo en la carrera nº 100 de la Fórmula E.
Por segunda temporada consecutiva, un piloto de Mercedes-EQ y la marca de la estrella conquistan ambos campeonatos. En la Season 7, Nyck de Vries se alzó con el triunfo y esta vez lo ha hecho Vandoorne. Con estos resultados, Mercedes se despide de la Fórmula E con la cabeza alta.
Ian James, director deportivo de la escudería alemana: "Esto es enorme. Estoy tan contento por Stoffel, no hay nadie que se lo mereciera más que él. Ha sido muy consistente este año, ha sido una pieza fundamental de nuestro éxito y verle conseguir esto (el campeonato) es un sueño hecho realidad para él. Hacerlo en el último año de Mercedes-EQ es fenomenal, es un momento muy especial", concluye James en palabras recogidas de la página oficial de la Fórmula E.
