La época de los GT1 en Le Mans nos permitió ver a marcas como Porsche, Mercedes, McLaren, Nissan o Toyota competir con otras mucho menos poderosas, como Venturi, Viper o una Lamborghini que por aquel entonces era propiedad del holding Indonesio MegaTech. La primera edición de los GT1, en 1994, se saldó con la victoria del Dauer 962 Le Mans, derivado del Porsche y que, para adaptarse a la normativa, se construyeron 12 unidades. La edición del 94, después del éxito en el ADAC GT-Cup el año anterior, donde terminaron terceros con Armin Hahne de la mano de Seikel Motorsport, también supuso el debut de Honda en La Sarthe, con tres NSX dentro de la categoría GT2, construidos por Thompson Composites y llevados por Kremer Racing, uno de ellos junto con el equipo de Kunimitsu Takahashi. El éxito fue relativo, pero los tres coches terminaron, sexto, séptimo y noveno en su categoría, pero el mismo Kremer repitió en el campeonato alemán de GTs con Hahne, y esta vez, aunque tampoco consiguieron llevarse el título, si consiguieron estar arriba, con varios podios y victorias en Spa, Nurburgring y Zeltweg.
Para 1995 parte del programa en GT2 fue cancelado, y a Le Mans solo llevaron un NSX GT2 en manos del Team Kunimitsu, resultando vencedor con el mismo Kunimitsu Takahasi, dueño del equipo, junto con Keiichi Tsuchiya y Akira Iida. Por otra parte Honda tomó las riendas del proyecto, que dejó de estar en manos de Kremer, y decidió inscribir dos NSX GT1. Desde Japón encargaron a John Thompson, el mismo que construyó los GT2 un rediseño para adaptarse a la categoría. La remodelación fue tal que el GT1 y su versión de calle solo compartía una mínima parte del chasis. La posición del motor fue rotada, pasando a ser longitudinal, y se le añadió un turbo para rendir una potencia de 630cv con un peso de 1000 kg. Los pilotos elegidos para los NSX GT1 fueron con el número 46, Hideki Okada, piloto de Honda con varios éxitos en Japón, Philippe Favre, muy experimentado en F3 y F3000, y Naoki Hattori, expiloto de F1 en el 91 y de cierto éxito en la F3000 japonesa, y en el 47 el propio Armin Hahne junto a Bertrand Gachot e Ivan Capelli.
Los dos GT1 fueron creados y puestos en pista con mucha precipitación, por lo que corrieron debido a las prisas de Honda cuando aún su desarrollo estaba muy verde, y el resultado era de esperar pese a que John Thompson admitió que los coches tenían potencial y Keiichi Tsuchiya, ganador en el mismo 1995 en GT2, tras probarlo para un programa de televisión, admitió que era un coche que se adaptaba perfectamente al circuito de Le Mans, por comportamiento y por motor.
Para hacernos una idea de su rendimiento, vamos a tomar como referencia los tiempos del GT1 más rápido en la clasificatoria de ese jueves. El Ferrari F40 GTE de Ennea S.R.L. rodó en 3:55. El NSX GT1 más rápido, obteniendo el séptimo lugar en parrilla. El primer NSX, de Capelli, Gachot y Hahne calificó 30º, a 15 segundos, ninguna tragedia teniendo en cuenta que estaban en los mismos tiempos que los GT1 de Nissan y Toyota, pero el segundo NSX fue casi medio minuto más lento que el Ferrari, y lo que fue peor, cinco segundos por detrás del GT2.
Y en la carrera, la debacle. La cita del 95 será recordada por el diluvio casi constante sobre la Sarthe, un diluvio que el 47, a priori el favorito con los pilotos más preparados, no pudo padecer mucho, pues solo 7 vueltas después de que el reloj empezase a contar el embrague y la caja de cambios dijeron basta. No le fueron mucho mejor las cosas a su “hermano”, pues multitud de problemas hicieron que perdiese respecto al ganador 177 vueltas (el McLaren vencedor dio 298) y al no completar el 70% de la prueba no entró como clasificado pese a cruzar la meta.
Tras el fiasco, Honda desechó el programa en GT1, y solo volvería con un NSX GT2 al año siguiente también en manos de Kunimitsu. La marca todavía conserva una unidad del GT1 en Japón, los restos del programa se enviaron a Honda Racing USA y la mayoría de planos de John Thompson se perdieron.