Con el resultado obtenido en la clasificación de Baréin, las expectativas estaban altas de cara a la carrera de F1 porque había varios frentes que no podíamos pasar por alto: la batalla por la victoria y el podio entre los dos pilotos de Red Bull y Ferrari, la lucha por el Top 5 entre Fernando Alonso y los Mercedes, y también dentro de la zona de puntos.
Una vez se habían apagado los semáforos, Max Verstappen salió disparado para cerrar la puerta a Sergio Pérez y Carlos Sainz, quienes quedaron encajonados en la parte derecha de la pista y no pudieron progresar. En cambio, Charles Leclerc tomó una decisión diferente, continuó en línea recta y fue capaz de subir al segundo puesto. Más adelante, la curva 4 podía haber sido catastrófica para Aston Martin porque Lance Stroll estaba luchando con George Russell, pero el canadiense entró colado, tocó a Alonso, le desestabilizó la parte trasera y los Mercedes se pusieron por delante de los dos monoplazas verdes.
A medida que avanzaba la carrera, la degradación en las gomas de Hamilton y Russell era claramente más alta que la de Fernando, lo que le permitió acercarse con peligro y ser una amenaza real para ambos. Recuperar la quinta posición de parrilla era factible. Ante esta situación, el equipo de Toto Wolff estuvo forzado a parar en boxes porque su ritmo estaba cayendo en picado, al igual que el resto del pelotón. Después del periodo del cambio de ruedas, Fernando había hecho un undercut a Russell, por lo que el bicampeón se situaba sexto y su objetivo no era defender esta posición, era ir a por el quinto puesto de Hamilton. La diferencia entre ambos era de 4 segundos y medio, algo que era impensable recortar años atrás, pero Fernando aumentó el ritmo, fue con todo y esa distancia fue disminuyendo con el paso de las vueltas hasta situarse en los dos segundos.
A partir de la vuelta 31 tuvo lugar la segunda y última etapa de paradas en boxes para la mayoría. En esta ocasión, Hamilton fue de los primeros en cambiar ruedas para evitar el posible undercut de Alonso, lo que provocó un efecto dominó enorme en los puestos de cabeza. Sainz (que estaba rodando 3º), Stroll y Russell (que estaban 6º y 7º) también siguieron los pasos del heptacampeón del mundo.
Mientras que Fernando se quedó unas vueltas más en pista porque su ritmo aún era bueno, entró en boxes y salió a solo un segundo de Hamilton. La batalla entre dos pilotos históricos estaba asegurada. La vuelta 37 había sido la primera oportunidad que tuvo el asturiano, adelantó a su rival, pero se fue largo en la curva 4. Sin embargo, estaba tranquilo porque tenía más ocasiones por delante. En la vuelta siguiente, Fernando efectuó el adelantamiento de la carrera en la complicada curva 10, una zona que es prácticamente imposible, pero ahí fue donde superó al británico. Su ambición le pedía más, no estaba conforme y por eso fue a por Carlos Sainz. Durante este periodo tuvo lugar un suceso inesperado, Charles Leclerc (que estaba 3º) tuvo que detener su Ferrari por un problema de fiabilidad, causando su abandono. Ante este hecho, Fernando tenía serias opciones de subir al podio porque su ritmo era más competitivo que el de su compatriota, así que cuando estuvo pegado, no dudó ni lo más mínimo en adelantar al único Ferrari vivo.
Después de 57 vueltas, los Red Bull de Max Verstappen y Sergio Pérez vieron en la bandera a cuadros en las dos primeras posiciones, mientras que las miradas estaban puestas en Fernando Alonso, que iba a subir al podio en su carrera de debut en Aston Martin y siendo el número 99 de su trayectoria en Fórmula 1. Por detrás, Sainz y Hamilton no fueron capaces de optar a más, el cuarto y quinto puesto fue lo máximo. A continuación, Lance Stroll había hecho una carrera formidable por no estar al 100% y acabó sexto, Russell finalizó séptimo, Bottas octavo, Gasly noveno y Alexander Albon cerró el Top 10.
