Cuando Pedro Acosta desembarcó en MotoGP, no fueron pocos los que vieron en él ecos del joven Marc Márquez de 2013: agresivo, descarado y natural, tanto dentro como fuera de pista. Ahora, en su segunda temporada en la categoría reina, hay un nuevo paralelismo entre ambos: la estrategia. Como hiciera el de Cervera hace dos años, Acosta también ha optado por mantener la calma, repetir que tiene contrato y dejar que sea su entorno quien mueva fichas entre bambalinas.
El #37 ha declarado en más de una ocasión su compromiso con KTM, la marca que lo ha acompañado desde sus primeros pasos. Sin embargo, el contexto que le rodea invita a pensar que su futuro podría pasar por otro equipo. A pesar de ser el mejor clasificado de la fábrica austríaca, su rendimiento se ha visto lastrado por los problemas técnicos de la RC16, y los 600 millones de euros que necesita Pierer Mobility AG para seguir adelante siembran dudas sobre el proyecto a medio plazo.
El test de Jerez, previsto para el próximo lunes, se antoja clave para KTM, que busca soluciones urgentes a las vibraciones e inconsistencias de su moto. Acosta, mientras tanto, aguanta el tipo y mide cada palabra, consciente de que cualquier paso en falso podría tensar su relación con el equipo. Su agente, Albert Valera, ya se ha dejado ver con Honda en Qatar, alimentando las especulaciones sobre una posible salida.
Honda, que busca revulsivos tras años de crisis, tiene asiento libre en 2025 si decide no renovar a Luca Marini. Sin embargo, la normativa de MotoGP impide que otra marca se entrometa mientras el piloto siga ligado contractualmente. Para que se produzca una ruptura anticipada, tendría que haber incumplimiento de condiciones, algo que, por ahora, KTM evitará a toda costa.
Acosta tiene contrato hasta 2026, pero a partir del próximo año podría anunciar su futuro sin restricciones. De hacerlo, colocaría a KTM en una situación comprometida: obligada a sostener un proyecto sabiendo que su estrella ya ha hecho las maletas. En un campeonato donde el equilibrio entre rendimiento, política y estrategia lo es todo, el murciano ha demostrado que, además de correr, sabe jugar.