El cambio que se ha dado en el piloto galo este año, que no en Yamaha. Fabio ha aprendido que no merece la pena enfadarse por aquello que no se puede cambiar y que enfocarse en lo malo tampoco ayuda a tratar de obtener lo mejor posible. Sin embargo, en Austin cambió la mentalidad y desde entonces las cosas empezaron a fluir diferente.
"Desde febrero hasta ahora no ha cambiado nada. Lo que cambió es que, al principio de este Mundial, mentalmente no estaba concentrado. Veía que Yamaha no había evolucionado, el cabreo se enquistó en mi cabeza y me bloqueó. En 18 meses de evolución, la moto no ganó ni un kilómetro por hora de punta. A partir de Austin acepté lo que había, me propuse obtener el mejor resultado posible con lo que tenía".
"En Austin terminé el 7º, luchando con Marc, para mí ya fue un buen resultado, llegó la victoria en Portimao. Y me dije: ‘Para de hablar de velocidad punta y concéntrate en lo que tienes que hacer, veremos hasta dónde llegamos'. Aprendí que no tiene sentido estar enfadado por algo que no vas a poder cambiar. Para mi imagen personal era peor, para trabajar en el box también, y todavía más porque el enfado no te ayuda a lograr buenos resultados".