Los Le Mans Prototype Challenge protagonizaron una carrera difícil de describir. En teoría, segundos coches más rápidos, no podían batir vuelta a vuelta a los GTLM, que además los superaban con facilidad en velocidad punta, convirtiendo su carrera en un caos donde la gestión del tráfico ha sido la clave
Mal acaba lo que mal empieza. Uno de los favoritos a la victoria, el Starworks de Rengen Van der Zande y Alex Popow comenzó de forma nefasta la carrera, teniendo hasta tres salidas de pista al comienzo de la misma. Sin embargo, a la llegada de la noche, y fruto de un inconsistente ritmo por parte de los rivales conseguían llegar al liderato, para acabar finalmente retirados por problemas mecánicos tras 300 vueltas, como también acabó retirado el LMPC de Performance Tech Motorsport tras sufrir una avería.
Los problemas de fiabilidad y los numerosos incidentes dejaron en una posición privilegiada al CORE Autosport de Jon Bennet, Colin Braun, Mark Willkins y James Gue, que llego a tener vueltas de ventaja con el segundo clasificado, el PR1 de Guasch/Novich/Palmer/Kimber-Smith, y hasta una decena con el BAR1 “Bob Esponja” de Mowlem, Papadopoulos, Drissi, Alder y Plowman, que también coleccionó salidas de pista durante la carrera.
Y pese a ser la única categoría que parecía decidida, ésta dio un vuelco a final de carrera, cuando en una mala maniobra, Colin Braun impactó contra el muro para evitar a un doblado acabando su coche envuelto en llamas cuando restaban menos de 30 minutos de carrera, dejando el liderato en el PR1 que finalmente se llevaría la victoria con una vuelta de ventaja sobre “Bob Esponja”. El coche accidentado aún conseguía subir al podio, ya que el cuarto clasificado en cuestión finalizó a tres vueltas por detrás.