Charles Leclerc vivió en Montreal un Gran Premio que seguramente querrá borrar cuanto antes de su memoria. Todo empezó a torcerse en la primera sesión de entrenamientos libres, cuando un accidente a los pocos minutos le obligó a abandonar la jornada tras dañar el chasis. Esa ausencia en pista tuvo consecuencias importantes para el resto del fin de semana, limitando las posibilidades de afinar el coche para clasificación y carrera.
A pesar del revés, el sábado por la mañana ofreció un rayo de esperanza. Leclerc se mostró competitivo en los últimos libres y parecía que el Ferrari respondía bien al aumento de grip en pista. El SF-25 mostró ritmo suficiente como para soñar con una segunda fila en parrilla, pero en la clasificación ese potencial se desvaneció. Un error en su último intento de Q3 obligó a abortar la vuelta, dejando al monegasco en una discreta octava posición de salida.
Desde esa posición, Ferrari apostó por una estrategia conservadora con neumáticos duros para alargar el primer stint. Sin embargo, surgieron discrepancias entre Leclerc y el muro: el piloto prefería una sola parada, mientras que el equipo optó por un enfoque más tradicional. Aunque el ritmo era razonable y el desgaste menor al previsto, la estrategia no resultó ser decisiva. Para Leclerc, el problema venía de más atrás: "Este resultado también es consecuencia de los errores en FP1... eso hizo que la carrera fuera muy complicada".
La frustración del piloto era evidente tras la carrera. A pesar de valorar positivamente el inicio de temporada, admitió no haber sacado el máximo del coche en Canadá. "Probablemente diría que este fin de semana no saqué lo máximo del coche, porque creo que el potencial estaba ahí", confesó, subrayando que Ferrari estaba en ritmo similar al de McLaren, pero lejos de Mercedes y Red Bull.
Más allá del mal resultado en Montreal, Leclerc dejó entrever su decepción con la trayectoria general del año. Ferrari no ha cumplido las expectativas que generó al inicio del curso, y el sueño de pelear por el campeonato parece cada vez más lejano. “Será difícil. Si miras los puntos, estamos muy lejos... no hay nada que nos haga pensar que dominaremos”, concluyó. Con el optimismo tocado pero la ambición intacta, el piloto insiste en que seguirán empujando, carrera a carrera, en busca de redención.