La Porsche Supercup nació en 1993. Un campeonato monomarca organizado por Porsche que serviría como telonero del campeonato de Formula 1. Con 22 años de historia, no se había logrado que el himno español sonase en honor al campeón, al menos, hasta este fin de semana.
Alex Riberas ha conseguido el triunfo en la última carrera de los certámenes más importantes organizados por Porsche. Una gran recompensa para un año con altibajos en el que ha sido la primera temporada completa de Alex en la Porsche Mobil1 Supercup después de disputar algunas pruebas durante la temporada 2014, invitado por el equipo Attempto Racing.
Tras un comienzo de temporada prometedor, consiguiendo victorias en Dubai, donde compitió casi sin proponérselo, tras la victoria en las 12h de Sebring, diversos podios tanto en la Porsche Mobil1 Supercup como en la Carrera Cup alemana así como en su participación dentro del VLN, el prestigioso campeonato que se disputa en Nordschliefe, y tras rozar la victoria en el circuito de Silverstone, la temporada se puso cuesta arriba.
Carambolas en las que el piloto español se veía perjudicado, y una falta de ritmo en carrera difícil de entender. Desde el verano, Alex pasó a ser de esos pilotos que siempre van a hacia arriba, a sufrir para aguantar posición de los ataques de los rivales. Y pese a todo, Alex aún sorprendía con maniobras como la vuelta rápida conseguida en Nürburgring. Con la telemetría en mano, con los datos de velocidad punta, el equipo Lechner atendía las súplicas del piloto español y le cambiarían el motor para la última prueba del año.
Alex ha demostrado estar a la altura de sus peticiones. Ya en entrenamientos libres, muy pasados por agua, consiguió el tercer mejor tiempo. En carrera, acosó sin cesar a Sven Müller, la revelación de la temporada, hasta conseguir escaparse y marcharse hasta la victoria a ritmo de vuelta rápida. Una victoria que deja un sabor de boca inmejorable, la mejor medicina para auyentar los fantasmas que los pilotos acostumbran a ver cuando no logran el ritmo, la mejor forma de terminar la temporada tras el mal trago en Petit Le Mans, cuando la carrera se canceló justo cuando Riberas esperaba en el box para hacer el cambio de piloto y completar las últimas dos horas de carrera.
“Es difícil de explicar lo que uno siente cuando suena el himno en su honor, más cuando llevas tanto tiempo sin oírlo. Ha sido muy especial” declaraba un emocionado Alex Riberas en referencia a la ceremonia del podio. “Estoy contento. Este campeonato tiene más de 20 años de historia y soy el primer piloto español en ganar una carrera, así que es algo grande”
“Esto es lo que había soñado desde que era pequeño; Tener un coche ganador con el que poder ir rápido y conseguir adelantar hasta la victoria. Era justo lo que quería. Estoy muy contento porque con el equipo hemos pasado situaciones complicadas a lo largo del año, pero hemos conseguido mantenernos fuertes y hemos superado esas situaciones para llegar aquí, ganar, y llevarnos el título de equipos, por lo que la victoria sabe aún mejor. Después de trabajar muy duro y sufrir tanto, hemos recibido nuestra recompensa.”
El destino además ha querido que la victoria haya tenido lugar en Estados Unidos, el país que ha sido talismán para Alex durante esta temporada. Y es que Alex ha tenido un coche gemelo compitiendo durante toda la temporada en los Estados Unidos, y con un objetivo común. Un Porsche 911, con el dorsal 23 y con los colores de “The Heart of Racing”, una fundación con la recaudación de dinero para la atención cardíaca en niños como objetivo y con más de cinco millones de dólares como logro y que como el Alex Job Racing, tiene detrás a uno de los hombres más importantes entre la juventud y los aficionados a los videojuegos, Gabe Newell, fundador de Valve y de la plataforma STEAM, quien se ha encargado de apoyar y difundir la campaña.