DTM
 

Roberto Merhi; del olvido a la cumbre

Un repaso de la temporada (y algo más) del castellonense, una temporada en la que un piloto que estaba siendo olvidado y en la que ha logrado reivindicarse de forma tan increíble como inesperada

21/10/2014 | Sergio Martínez | Fotos: Press | Leído: 22946

Roberto Merhi es un piloto peculiar. Gran olvidado por la prensa y siempre ausente de las quinielas, es imposible encontrar alguien que haya trabajado junto a él y no hable maravillas de su talento.  Mucho tiempo ha pasado ya desde que el piloto castellonense destacara en pruebas internacionales de Karting, destacando por su velocidad unida a su precocidad,  lo que le precipitó a dar el salto a formulas ya en el año 2006.

 

Contaba Roberto a modo de anécdota como en sus primeras vueltas en el trazado italiano de Monza, donde se estrenó con un Formula Renault 2.0, de repente se encontró con dobles banderas amarillas y vio el monoplaza de un compañero completamente destrozado, partido por la mitad. Inmediatamente pensó, ojo, que esto no es una broma, que aquí te puedes hacer daño. Sin embargo, esto no condicionó la velocidad de Roberto, que pronto empezó a dar muestras de que podíamos estar ante un piloto especial. De aquella Winter Series de 2006 salió reforzado, mostrando que había que apostar por él.


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Aunque sería 2007 cuando Roberto comenzaría a competir realmente con un programa doble en la Formula Renault 2.0 Eurocup y en la Formula Renault 2.0 Italiana. Sin mucha fortuna en la Eurocup, un campeonato ganado por Brendon Hartley, hoy piloto oficial de Porsche, fue realmente en el campeonato italiano donde destacó, siendo el mejor piloto de un coche no Epsilon Euskadi, equipo entonces usado por Red Bull para formar a sus pilotos. Merhi acabó cuarto del campeonato, por detrás de Mika Maki, Jaime Alguersuari y Brendon Hartley, por delante de pilotos como Ricciardo, Coletti o Leimer, y consiguió su primera victoria en un trazado tan espectacular como histórico, Spa-Francorchamps, victoria que además significaría batir el record de precocidad en la Formula Renault.

 

Al siguiente año Roberto competiría con el Formula Renault 2.0 en la extinta West European Cup, un campeonato nacido del nacional francés y que además visitaba España, Portugal y Bélgica.  Roberto finalizó en segunda posición tras bajarse del podio en una única carrera en toda la temporada. El campeonato lo ganó Daniel Ricciardo por 8 puntos, aunque a Roberto le quedó el buen sabor de boca de ser el único piloto que fue capaz de hacer frente a los monoplazas del equipo SG Formula (y de derrotar a Vergne), el equipo de Stephane Guerin que estuvo bailando durante toda la temporada al límite del reglamento, levantando suspicacias entre sus rivales, aunque únicamente tuvieron verdaderos problemas en una ocasión a lo largo del año, cuando sus vehículos fueron excluidos de carrera por no cumplir el reglamento técnico.


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Aunque sin duda el mayor prodigio de Roberto Merhi esa temporada ocurrió en la Formula 3, en el campeonato de España en el que disputó algunas carreras, para más inri, en el circuito de Montmeló.  Era de las primeras veces que Roberto se subía a un Formula 3 y sorprendía logrando una estratosférica pole el fin de semana que se decidía el título entre Germán Sánchez, Nelson Panciatici y Natacha Gachnang. Roberto salió de forma excelente y abrió hueco. Nelson Panciatici intentó seguirlo, lo consiguió durante bastantes vueltas manteniendo una distancia estable entre uno y dos segundos hasta que una pequeña bloqueada avisó a Nelson de que era mejor desistir, de que hoy no era el día para perseguirlo. Roberto ganaba su primera carrera de Formula 3, batiendo nuevo record de precocidad, pero lo mejor estaba por venir.

 

Montmeló amaneció el 2 de Noviembre de 2008 bajo un aguacero. Tras la victoria del sábado, la parrilla invertida dejaba a Roberto en sexta posición para afrontar la salida. Dicha salida, tras el safety car, hizo más difícil recuperar posiciones debido a la escasa visibilidad que produce el spray de agua, lo cual no impidió que tras la primera vuelta Roberto ya estuviera en segunda posición y que alcanzara el liderato al llegar a la curva de la Caixa. Pero eso no era suficiente. Muchos pilotos ganan carreras, muchos pilotos ganan carreras sobre agua, pero pocos lo hacen de la forma que lo hizo Roberto. Merhi comenzó a meter tiempo, parcial a parcial, vuelta a vuelta. Tras apenas 12 vueltas bajo bandera verde, Merhi ganaba su segunda carrera de Formula 3, y lo hacía endosándole 22’’ al segundo 33’’ al tercero, 43’’ al cuarto y doblando a un buen número de participantes. Una victoria aplastante que indicaba sin duda que estábamos ante un piloto especial.
 

 

En 2009 Roberto confirmó su presencia en la F3 Euroseries, con el equipo Manor, lo que es actualmente el equipo Marussia Manor, pero que en Formula 3 tuvo una trayectoria no excesivamente destacable, especialmente en una época en la que ART GP y Signature marcaban la diferencia.  Roberto debutó en la mayoría de circuitos, casi todos alemanes, rozando la victoria en varias ocasiones, pero cerrando la temporada con cuatro podios y una séptima posición en la clasificación general, clasificación liderada por Jules Bianchi.

 

Al siguiente año Roberto recalaría en las filas del equipo Mucke. Para desesperación del piloto español, el que hoy es un gran equipo, por aquél año 2010  seguía estando un paso por detrás tanto de Signature como de ART. La quinta plaza se había quedado como la aspiración habitual, intentando siempre pescar de los fallos de los demás. La que debería haber sido una temporada de consagración acabó como una temporada gris, con unas relaciones demasiado ásperas con el equipo Mucke y en la que los cuatro podios, incluida una victoria en Hockenheim, era lo más positivo que se podía sacar además de la superioridad mostrada sobre su compañero de equipo el colombiano Carlos Muñoz, hoy rookie del año en la Indycar Series.  Paralelamente Bruno Michel lanzó su nuevo campeonato, la GP3 Series, telonera de la F1 y que supuestamente venía a rivalizar con la Formula 3. Roberto compitió en este campeonato de forma parcial en uno de los vehículos de ATECH, logrando tres podios y finalizando en sexta posición en el campeonato a pesar de haber faltado a cuatro carreras.

 

Y al final llegó 2011, el año que compensaría todo. Roberto Merhi entraba en el equipo Prema, equipo con el que había debutado su amigo Daniel Juncadella y con el que había tenido buen resultado. Y la apuesta no le pudo salir mejor al castellonense. Roberto se entendió a la perfección con el equipo italiano, comenzó a entablar una relación laboral y de amistad que se ha mantenido a lo largo de los años. La temporada acabó con el título de pilotos, el título de equipos, once victorias, veinte podios, y una diferencia de puntos respecto a sus rivales que asusta. 406 puntos de Roberto respecto a los 285 de Marco Wittmann, hoy campeón del DTM, 189 conseguidos por Laurens Vanthoor, hoy campeón de las Blancpain Endurace Series, o 105 logrados por el anteriormente mencionado Carlos Muñoz.


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La temporada 2011 solo tuvo dos espinas clavadas en el corazón de Roberto. Aquella desafortunada salida en el Masters de Zandvoort en la que se enganchó con Daniel Juncadella y que mermó durante un tiempo la relación entre ambos pilotos, y el GP de Macau, en el que Roberto se mostró como el más rápido, pero una sanción primero y el fallo en el sistema de salida después anularon las opciones de Roberto en la histórica prueba.


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La pretemporada de 2012 fue delicada. Roberto debía tomar una decisión importante, un momento clave en su vida deportiva que podría acabar con Roberto en casa, como les ocurre a muchos pilotos de errar en la elección. La decisión era entre intentar una temporada en GP2 o Formula Renault 3.5 o pasar a formar parte del elenco de pilotos de Mercedes. Mercedes estaba dispuesto a mantenerlo en nómina y ponerle un coche en el DTM, pero ellos no financian carreras deportivas en competiciones sin motor Mercedes. El problema residía en que es imposible destacar en esta GP2 con una única temporada, repleta de pilotos con mucha experiencia y con equipos que marcan grandes diferencias respecto a otros equipos y Roberto temía no reunir el presupuesto suficiente como para realizar la preparación necesaria, quedándose en tierra de nadie, habiendo invertido mucho dinero para nada.

 

Roberto acabó aceptando la proposición de Mercedes. El piloto deseaba llegar a la Formula 1, pero no muchos pilotos llegan a ser pilotos de fábrica con apenas 21 años, por lo que se sentía suficientemente realizado. En su etapa en el DTM Roberto acabó desquiciado, sin entender muchas cosas de la forma de pensar y funcionar de las grandes marcas. Siempre feliz, llegó a perder la alegría por pilotar, acabando el año 2013 con el pensamiento de querer regresar a los monoplazas. Su primera temporada en turismos fue simplemente terrible. Mercedes colocó a Roberto en el equipo Persson Motorsport, un equipo de capa caída cuyo CEO comenzaba a tener graves problemas, problemas con los mecánicos, problemas con proveedores y problemas con la cúpula de Mercedes, hasta el punto, de que tuvo que dejar de acudir a las carreras.


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Roberto sufría al menos una chapuza por carrera, comenzando ya en la inauguración del campeonato, cuando se encontró todo un equipo de mecánicos sin experiencia, ya que los anteriores habían decidido hacer las maletas.  De esa temporada se podría escribir un libro, que fuese desde estrategias de carrera favoreciendo a su compañera de equipo, Susie Wolff hasta sacarlo a clasificar con la plancha que utilizan los mecánicos para meterse debajo del coche, justamente ahí, debajo del coche.  La temporada acababa sin puntos para el castellonense, con un undécimo lugar como mejor resultado.

 

Todo debía cambiar para 2013. Roberto caía en HWA y la pesadilla de 2012 debería acabar. Sin embargo, los tiempos no salían, especialmente en clasificación. Merhi no lo entendía, y en Mercedes tampoco se lo explicaban. Llegado el momento, Roberto llegó a pedir un nuevo chasis, o al menos, probar uno de los chasis de sus compañeros, sin embargo Mercedes no acató sus peticiones. El fabricante alemán había reducido los costes al máximo para invertirlo en su aventura en la Formula 1, hasta tal punto que Mercedes había visto reducido su programa en el DTM y en lugar de tener los ocho coches obligatorios, estaba disputando el campeonato solo con seis.


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Para colmo de males, Mercedes no había arreglado los problemas que la habían mermado en 2012 y volvía a tener un coche poco competitivo, que necesitaba de carambolas para lograr buenos resultados.  Antes de la última carrera del año, Roberto solo había conseguido ocho puntos en el campeonato, un número muy por debajo de lo que se esperaba y los aficionados ya comenzaban a vaticinar que era un piloto del montón, incluso del montón malo, totalmente prescindible. Afortunadamente, la fortuna que le estaba siendo esquiva, apareció en la última carrera del año, y apareció en modo de lluvia. Pero no todo iba a ser fácil. Roberto partía en última fila de carrera, y el freno manual que se usa en las complejas salidas del DTM falló, no frenó todo lo que tenía que frenar y el coche de Roberto se movió, haciendo un “Jump start” que acarreó una sanción para el piloto. Aun así, Merhi no se arrugó y comenzó a imponer su ritmo, vuelta a vuelta. Pronto comenzaron a fijarse en él  y ese piloto que salía en última fila y había cumplido un Drive Trough ya era un rival para los puntos. Pero Merhi no se detuvo ahí y siguió empujando con fuerza hasta llegar a posiciones de podio.

 

Únicamente el hecho de que la pista comenzara a secarse a final de carrera y su rendimiento se volviese más “mortal” impidió que Merhi consiguiera en Hockenheim su primera victoria en el DTM. Timo Glock lo impidió por solo 2,7’’. Tras 76 minutos de carrera, saliendo último y cumpliendo un Drive Trough, Roberto acababa a 2,7’’ de la victoria. Una manera brillante de finalizar una temporada, puede que una etapa, reivindicándose, recordando a todo el mundo que él aún estaba ahí. Acababa la temporada con una gran sonrisa.


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Ironías de la vida, el destino aún le depararía una pequeña satisfacción, de las que reconfortan y a la vez te hacen enrabietar. Ya con la temporada concluida, Pascal Wehrlein, compañero de Merhi en Mercedes y hoy tercer piloto de Mercedes, realizó unos test con el coche que había pilotado Roberto, y se bajó del coche diciendo que ese coche no estaba bien, que estaba “raro”. El tiempo acababa dándole la razón a Roberto, aunque el daño quizás ya estaba hecho. Aun así, su futuro se antojaba incierto.

 

Mercedes incumplía su acuerdo verbal con el DTM por el cual se había comprometido a poner ocho coches en pista, poniéndo únicamente siete. El séptimo coche sería ocupado por Paul di Resta, ya sin asiento en la Formula 1. Sin embargo, otro ex piloto de Formula 1 podría llegar y dejar sin coche a Roberto, como finalmente pasó. Vitaly Petrov ocupó la última plaza. Los intereses comerciales tanto del DTM como de la propia Mercedes en el mercado ruso habían incentivado su fichaje, y Roberto pasaba a tener tareas de probador y piloto de desarrollo.


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Sin embargo, no todo iba a ser malo. Roberto tiene muy buenos padrinos. Cuando se dice que un piloto tiene buenos padrinos, generalmente se suele  decir con pilotos  que cuentan con buenos patrocinios o con entornos capaces de pagar el dinero suficiente. Roberto sin embargo tiene otro tipo de padrinos, de los que te recomiendan a equipos que pasan por apuros, equipos que no encuentran la línea de desarrollo. Contra todo pronóstico, Roberto comenzó la temporada 2014 realizando test para el equipo Zeta Corse de la Formula Renault 3.5 y para el equipo Status GP de GP3.


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Zeta Corse acabó 2013 siendo un equipo decrépito, casi en quiebra, hasta que un grupo ruso se hizo con él a principios de año, interesados en continuar con la formación del piloto ruso Roman Mavlanov. El problema era la falta de experiencia de este renovado equipo con personal poco experimentado, aunque, afortunadamente, con mucha ambición. Tras los primeros test en Motorland, Roberto dio una cantidad ingente de consejos y directrices al equipo, lo que bien le valió repetir en los test de Jerez, donde además se comprobó que sus consejos funcionaron y el coche ganaba rendimiento.  El equipo ruso le pidió a Roberto continuar con él, “al menos para la primera carrera”. Merhi aceptó.  Correr con un coche poco competitivo se podría volver en su contra si no conseguía resultados, pero la alternativa de pagar la millonada que piden equipos como Arden o DAMS no era viable.

 

Roberto se plantó en Monza, un circuito que siempre le ha gustado y para sorpresa de todos colocó el coche en quinta posición en parrilla de salida, con su compañero el inexperto Mavlanov en décima posición. Todo un éxito que nadie se esperaba y que iría a más en carrera. Roberto realizaba una gran salida y cruzaba la línea de meta en segunda posición. Primera carrera en Formula Renault 3.5, equipo en vía de crecimiento, y Roberto se sacaba de la manga un podio. De nuevo volvía a mostrar su clase, Roberto recuperaba la sonrisa y se convencía de que esto era lo suyo, los formula, los coches de alto paso por curva.


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Tras ese podio, se volvió a la cruda realidad. El coche estaba por detrás en cuanto a rendimiento. Roberto seguía sugiriendo mejoras incluso personal.  Roman Novikov, cabeza visible del equipo, escuchaba atentamente a Roberto, incluso incorporó al equipo a Felix Porteiro por petición expresa de Merhi. Sin duda alguna, el peor momento de la temporada llegó en Spa-Francorchamps. Roberto quedó por primera vez fuera de los puntos y el coche fue menos competitivo que nunca, y todo ello, antes de la cita más importante de la temporada, la cita en suelo ruso.

 

Y Merhi respondió en Rusia. Un cuarto puesto y una victoria, una victoria del nuevo equipo ruso en suelo ruso. Novikov no cabía en sí mismo de la emoción, mostrando una felicidad inusitada en la ceremonia del podio, como la mostraron todos los mecánicos en el parque cerrado. Roberto volvía a justificar su fichaje, volvía a justificar que un equipo confiase en él a pesar de no aportar nada económicamente. Pero lo más importante, las alegrías no habían hecho más que comenzar.  En la siguiente carrera, en Nurburgring, salía cuarto y consiguió cruzar la línea de meta en segunda posición. En la segunda manga, logró una extraordinaria pole position bajo asfalto húmedo, y ya en carrera, con el asfalto seco, fue capaz de conservar el liderato llevándose una nueva victoria.


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Y se llegó a Hungría. Merhi no realizó una de sus mejores de las clasificaciones, partiendo en carrera desde el séptimo puesto. Pero apareció la lluvia. Y lo volvió a hacer, como lo hizo en Montmeló 2008, como lo hizo en Hockenheim en 2012. En una vuelta ya estaba en segunda posición y poco más tarde se deshizo de Rowland para llegar al liderato e imponer su ritmo inigualable. Roberto ganaba la carrera endosándole 30’’ al segundo clasificado, eso tras 42 minutos de carrera y a pesar de salir séptimo. Al sexto clasificado, Will Stevens, lo dejó a más de un minuto. Cameron Twynham y William Buller fueron doblados. Esta carrera sería más importante en el devenir de Roberto de lo que podría parecer en un principio. En la segunda carrera, ya con suelo seco, Roberto se llevaba una segunda posición. En las últimas cinco carreras, Roberto había ganado tres y había logrado dos segundos puestos, un bagaje descomunal que le catapultó al segundo puesto de la general y amenazaba con poner en apuros al líder del campeonato.


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Desafortunadamente para los intereses de Roberto la penúltima cita del campeonato se disputaba en Paul Ricard, terreno desfavorable para su vehículo y altamente favorable para su máximo rival, el DAMS de Carlos Sainz. El madrileño logró un doblete mientras que Roberto apenas pudo amarrar 22 puntos, lo que dejaba el campeonato prácticamente sentenciado para Sainz. Solo una carambola improbable permitiría a Merhi lograr el título, aunque igual de improbable era que Roberto llegase con posibilidades matemáticas de título a la última cita del año.


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Ya en Jerez, el comienzo no pudo ser peor.  El coche no funcionaba, algo le pasaba. Su rendimiento no era bueno y sus reacciones impredecibles. Tras no lograr dar con el motivo, Zeta Corse optó por la solución drástica, quedarse toda la noche en pie si era preciso, pero desmontar de cabo a rabo el coche de Merhi y también el de Mavlanov, con la táctica del espejo, comprobar que todo estuviera en su sitio. Finalmente se detectó el fallo, una pieza del diferencial montada en orden inverso que había vuelto loco al vehículo.  Una vez arreglado el fallo, Merhi salió a clasificación, sin referencias, sin haber intentado antes una vuelta rápida. Roberto conseguía colar el coche en décima posición, el día que necesitaba una victoria sí o sí. La noticia positiva, es que Sainz estaba aún peor, decimoquinto.

 

Llegó la hora de la carrera y Roberto sorprendió con una espectacular salida hasta colocarse en una hipotética cuarta-quinta posición, momento en el que Buller realizó una de estas incomprensibles maniobras que se acostumbran a ver en las carreras y que ni los propios pilotos serían capaces de explicar por qué las hacen. Buller, que salía tercero, se abría invadiendo el espacio del coche de Marlon Stockinger, se sube encima del Lotus y acaba catapultado sobre el coche de Merhi, acabando ambos contra las protecciones de la primera curva. El sueño del título se acababa de una forma excesivamente cruel, aunque aún quedaba luchar por el subcampeonato con Gasly.


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El piloto de Zeta Corse se hacía con la última pole position del año, y lo hacía endosándole casi tres décimas al segundo clasificado, aunque poco antes de la carrera sería sancionado en una polémica decisión que le mandaría a la tercera posición, justo por detrás de Gasly. Aunque finalmente nada importó, pues durante la parada obligatoria se rompió el compresor del cambio forzando el abandono del piloto español que además acabaría perdiendo el subcampeonato.

 

Pese a la decepción que pueda originar el llegar a la última carrera con opciones matemáticas y no conseguir el título, a sabiendas de que podías haber ganado ambas mangas y que tu máximo rival no consiguió puntuar, Roberto tiene motivos para sonreír. Este autor siempre sostiene que con los coches ganadores se ganan los campeonatos y con los malos coches (o no tan buenos) el respeto de todos, y Merhi se ha ganado el respeto. Roberto ha conseguido seis podios, tres de ellos victorias, con un equipo recién formado sobre las bases de un equipo en ruinas, siendo rookie en el campeonato y compitiendo contra pilotos de mucha experiencia y equipos con las ideas muy claras. Doce equipos han competido esta temporada en la Formula Renault 3.5, y Zeta Corse ha finalizado cuarta en la clasificación, a pesar de haber puntuado únicamente con uno de sus pilotos, Roberto.


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Un Roberto que quizás había perdido la confianza de algunos aficionados se ha reivindicado con una temporada dorada, siendo posiblemente su actuación la más destacable de la parrilla y que bien le ha valido un premio que quizás nadie se esperaba, la llamada del equipo Caterham F1 para formar parte del mismo. Roberto había ganado la F3 Euroseries y también el trofeo FIA, sin embargo, no le dieron en su día ningún premio de este tipo. Ni la propia Mercedes se dignó a darle una jornada de test para jóvenes pilotos, y el no haber pertenecido nunca a un programa de desarrollo no ayudó en este aspecto.

 

Merhi pudo cumplir este pequeño sueño en Monza, en un Gran Premio cuando realizó los libres de GP de Italia. Quizás podría haberlo hecho antes, quizás debería haber disputado algo más que libres, pero un lío inentendible con la SuperLicencia lo ha impedido. Llegar a subirse a un coche de Formula 1, aún más en Gran Premio, sin poner un solo euro y sin pertenecer a un programa de desarrollo es algo de lo que muy pocos pilotos pueden presumir, y algo que se ha visto en contadas ocasiones, especialmente en tiempos modernos.


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Pero los padrinos de Merhi volvieron a dar sus frutos. Aquellos mismos que lo recomendaron a Zeta Corse podrían haber hecho lo propio con Caterham, un Caterham necesitado de algo especial, algo diferente para poder superar a Marussia en la tabla de constructores especialmente esta temporada que el coche se ha mostrado poco competitivo. Caterham se la juega al talento de Roberto y a una carrera loca. Señalada a fuego en el calendario la cita de Interlagos, donde la lluvia acostumbra a aparecer y que puede significar el debut de Merhi en carrera. Al ser preguntado al respecto, el piloto siempre señala lo mismo; “de momento no lo sé, y cuando lo sepa, seguramente será poco antes de la carrera”.

 

En cuanto al futuro, no está claro lo que puede venir. Mercedes se podría replantear volver a llamarlo a filas, aunque hay otras opciones que suenan con fuerza en los últimos días. Intentar hacer carrera en Estados Unidos, en la Indycar o incluso probar fortuna en Japón, en la SuperFormula, de la mano de Honda, lo que en un futuro podría abrirle puertas. Sea lo que sea, Roberto se ha ganado todo lo bueno que le pase. 


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