Un estadounidense vuelve a llevarse la gloria en la carrera más famosa del panorama internacional. Ryan Hunter-Reay, del equipo Adretti Autosport reconquista el enorme trofeo valorado en más de un millón de dólares para el pueblo norteamericano, sin victorias desde Sam Hornish Junior en 2006, cuando curiosamente batió en las últimas vueltas tanto al veterano Michael Andretti como a un jovencísimo Marco Andretti.
Y como acostumbra a ser habitual en las 500 millas de Indianápolis, un final trepidante, lleno de emoción y que tuvo su colofón con una preciosa lucha entre el citado Hunter-Reay y el brasileño Helio Castroneves, que en las últimas 20 vueltas se intercambiaron el liderato hasta en cinco ocasiones para terminar en línea de meta con el segundo final más ajustado en la historia de las 98 ediciones disputadas hasta ahora, solo 60 milésimas de segundo.
Castroneves y el equipo Penske se quedaban con la miel en los labios. El brasileño estuvo a punto de lograr la gesta, pues hubiera sido la cuarta victoria para el brasileño que cumplió este mes 39 primaveras, un hito solo al alcance de tres pilotos; A.J. Foyt, Al Unser y Rick Mears, y hubiera sido el primer no estadounidense en lograrlo.
A las 18:25 hora peninsular dio comienzo la espectacular carrera ante aproximadamente 300.000 personas, en el que se dice que es el recinto deportivo del mundo que es capaz de albergar más gente para un mismo evento de cuantos existen alrededor del mundo. La estrategia a seguir, la misma que en las 97 ediciones anteriores, llegar con vida, es decir, en la vuelta del líder al último cuarto de carrera, a las últimas 50 vueltas.
Y los pilotos lo cumplieron a rajatabla. Dejaron a un lado las hostilidades y comenzaron a rodar a ritmo de record, completando vuelta tras vuelta, llegando a realizar hasta cuatro paradas en boxes sin ningún tipo de incidente, hasta que, paradójicamente, al llegar a la resolución de la carrera, las últimas 50 vueltas, y cuando se empezaba a pensar en la posibilidad de una carrera sin banderas amarillas, ésta llego. Por el camino, se había quedado Graham Rahal, con problemas eléctricos y el campeón Buddy Lazier, con problemas en el embrague.
Charlie Kimball, piloto de Chip Ganassi perdía la trasera de su coche a la salida de la segunda curva e impactaba ligeramente con el muro, quedando parado en la pista y necesitado asistencia para arranca un coche, que pese a que pudo seguir rodando, optó por la retirada debido a los daños. Y la que había sido una carrera extremadamente limpia, dejó de serlo. Tras la resalida, fue Scott Dixon, de nuevo un coche del equipo Ganassi el que perdió la trasera del coche a la entrada de la recta de meta, impactando con el muro. Durante la neutralización pudimos asistir a la maniobra absurda del fin de semana. Martin Plowman se olvidaba de aminorar velocidad y pasaba por encima de uno de los máximos favoritos a la victoria, el estadounidense Josef Newgarden ante la impotencia de su jefa de equipo, Sarah Fisher que no acababa de creerse la maniobra que acababa de presenciar.
Nueva bandera verde, y nueva neutralización. Y en esta ocasión dejaba fuera de carrera a dos favoritos, dos de los líderes, incluido el ‘poleman’ Ed Carpenter. Un competitivo Townsend Bell soprendía en la resalida a Ed Carpenter, algo lento y le ganaba la posición por fuera. James Hinchcliffe veía el hueco por dentro y lanzaba el coche, trazando la primera curva del circuito con los tres coches en paralelo. Los spoter, los hombres encargados de indicarle al piloto que pasa a su alrededor no estuvieron acertados. Bell cierra la línea como si solo fueran dos coches, Ed Carpenter baja hacia el interior a un hueco que ya estaba ocupado por Hinchcliffe, impactando y acabando ambos contra el muro, salvando increíblemente el accidente Townsend Bell. Ed Carpenter bajó de su vehículo y tras comprobar que Hinch se encontraba bien de salud, abroncó airadamente a éste, quizás más por la impotencia de una oportunidad de oro que se escapaba que porque fuera realmente culpa del canadiense.
A falta de 20 vueltas para el final se daba una nueva resalida con Hunter-Reay, Castroneves, Muñoz y Andretti como claros favoritos. Por el camino, se habían quedado Will Power y Juan Pablo Montoya por dos infantiles errores de exceso de velocidad en el pit lane que les obligó a un paso extra por boxes. Pero aún quedaban sorpresas para el final de carrera.
Townsend Bell realizó una arriesgada estrategia para estar en la cabeza de carrera en la parte final de la misma. En su última para, únicamente cargó combustible, por lo que acumulaba un exceso de vueltas en sus gomas que acabó pasándole factura. Bell perdió el coche a falta de menos de 10 vueltas protagonizando un fuerte accidente. En ese momento, la Indycar tomó una novedosa decisión de la que mucho se había hablado en los últimos tiempos. Sacó bandera roja. Los aficionados se quejaban de los finales bajo bandera amarilla, demasiado frecuentes en las carreras ovaladas, por lo que ante un accidente en las vueltas finales, se decidió por una bandera roja para dejar la pista a punto y que los aficionados de todo el mundo pudieran disfrutar de un final de carrera con lucha.
La bandera verde se daba con solo 5 vueltas para el final de carrera. Ryan en punta, Castroneves en segundo lugar y tercera posición para Andretti que atacaba a Castroneves sin éxito. Aprovechando el rebufo Helio arrebataba el liderato a Hunter-Reay, pero este no se achantaba y realizaba el que posiblemente se considere como la maniobra de la carrera. Como si de un circuito convencional se tratase, Ryan amaga con pasa por fuera por lo que Helio se abre, momento en el que de forma muy agresiva Ryan pasa por el interior adueñándose de nuevo del liderato. Liderato que apenas le duraría unas curvas, cuando por rebufo Castroneves le volvía a pasar por fuera, maniobra que le devolvía el norteamericano al pasar por línea de meta, cuando ondeaba la bandera blanca indicativa de última vuelta. Dos millas y media de infarto donde Castroneves lo intentó con todas sus fuerzas pero la recta se acabó antes de que pudiera devolver el adelantamiento por enésima vez, finalizando segundo a tan solo 60 milésimas.
La alegría estallaba en el seno del equipo Andretti, con una emocionada Beccy Gordon, esposa de Ryan y hermana del siempre polémico piloto Robby Gordon, que corría al podio junto al hijo de ambos donde se realizaría el ritual con la botella de leche, una de las grandes características de Indianápolis. El equipo Andretti completaba una carrera de ensueño, con victoria de Ryan, tercera posición de Marco Andretti, cuarto lugar de Carlos Muñoz y sexta posición para el debutante Kurt Busch, piloto de la NASCAR que aceptó el reto de disputar en un solo día 1100 millas de carreras, con mejor suerte en la Indy que en la Sprint Cup, todo sea dicho.
Juan Pablo Montoya finalizó en quinta posición en una carrera que llegó a liderar. El colombiano pudo resarcirse de la sanción, pero a final de carrera no tenía el ritmo que demostraron los Andretti y Castroneves. Un sorprendente Sebastien Bourdais ponía a KV Racing en el séptimo lugar, a pesar de que el francés ha mostrado en varias ocasiones que no le entusiasman precisamente las carreras en óvalo. Octava posición para Will Power que salva con nota alta la papeleta. Sage Karam, otro debutante, finalizaba en noveno lugar tras una gran carrera. El Top10 lo completaba Hildebrand, que arrebató el décimo lugar en la última vuelta a Oriol Servià.
Un Oriol Servià que volvió a realizar algo a lo que nos tiene acostumbrados, sacar petróleo de donde no lo hay. Los coches de Bobby Rahal no han sido los suficientemetne competitivos y Oriol se ha mantenido en la cola de la carrera durante las tres cuartas partes de la misma, dando el do de pecho en el final de la misma donde sin hacer ruido comenzó a escalar posiciones y donde desafortunadamente no puede llevarse el premio de un top 10 en la que, si nada la remedia, será la última carrera de la temporada en la Indycar para el piloto de Pals.
Jaques Villeneuve no tuvo su día y careció de competitividad, además de protagonizar alguna maniobra innecesaria junto a Sebastián Saavedra, finalizando ambos decimocuarto y decimoquinto respectivamente. Ryan Briscoe fue el mejor del equipo Chip Ganassi, en la pero actuación como equipo que se le recuerda, pues un décimo octavo ha sido la mejor posición de sus cuatro coches. El campeón de 2013, Tony Kanaan sufrió de problemas mecánicos que le hicieron perder excesivas vueltas. También sufrió problemas mecánicos la única fémina presente en la prueba, la británica Pippa Mann, que sí que pudo terminar la carrera en vigesimocuarto lugar, llevando a línea de meta los colores de la fundación Susan G. Komen, que se ha encargado de recoger donaciones para la lucha contra el cáncer.