El telón está a punto de caer sobre la temporada y, con él, termina la vida útil del AMR25. Fernando Alonso ha concluido su último viernes del año con una mezcla de resignación y pragmatismo. El Gran Premio de Abu Dabi no se presenta como el escenario de una remontada milagrosa, sino más bien como el último trámite necesario antes de que la estructura de Silverstone pueda centrarse al cien por cien en la nueva era que se avecina. El propio piloto no oculta sus ganas de aparcar definitivamente un monoplaza que ha sido fuente de constantes dolores de cabeza durante el año.
Yas Marina, con sus características particulares, ha vuelto a poner de manifiesto las carencias del coche verde. Alonso ha señalado la dificultad para encontrar el equilibrio adecuado en un trazado de contrastes: la alta velocidad del primer sector choca frontalmente con la lentitud técnica de la zona del hotel en el último sector. El bicampeón ha admitido ante los medios que la prioridad ahora es encontrar algo más de agarre en el tren delantero para no sufrir tanto en las zonas reviradas, aunque el margen de mejora es mínimo a estas alturas.
Las expectativas para el domingo son, siendo realistas, escasas. "Carrera número 24 del campeonato, sabemos dónde estamos", declaró Alonso, dejando claro que entrar en la zona de puntos será una tarea titánica salvo que la carrera se vuelva loca. La tónica general de la temporada se mantiene hasta el final: un coche que no permite atacar y un equipo que, aunque no dejará de intentarlo por orgullo competitivo, es consciente de sus limitaciones actuales frente a sus rivales directos.
El viernes en Abu Dabi también sirvió para ver caras nuevas en el garaje. La primera sesión de Entrenamientos Libres contó con la presencia de los "rookies" Jak Crawford y Jak Shields, quienes sustituyeron a los titulares. Alonso quiso destacar la labor de los jóvenes talentos, asegurando que realizaron un trabajo impecable recopilando la telemetría necesaria y cuidando el coche, lo que permitió al equipo obtener todos los datos requeridos sin contratiempos antes de que los veteranos tomaran el mando en los Libres 2.
En definitiva, este fin de semana se siente como un "último baile" con música triste. No hay sorpresas que descubrir ni grandes objetivos que perseguir más allá de cruzar la meta y cerrar el garaje. Para Fernando Alonso y Aston Martin, la bandera a cuadros de este domingo será, más que nunca, un alivio y el pistoletazo de salida real para el trabajo de invierno.