El Gran Premio de Estados Unidos, en el Circuito de las Américas, es un punto crucial para los equipos de Fórmula 1, ya que marca el debut de las últimas actualizaciones de la temporada. Aston Martin, con Fernando Alonso al frente, tiene en mente no solo mejorar su rendimiento para cerrar el 2024, sino también preparar el terreno para el desarrollo del AMR25, el coche con el que competirá en 2025.
Tras una temporada en la que el AMR24 no ha alcanzado las expectativas generadas, el equipo británico se encuentra ante un reto clave en Austin. Aunque la prioridad del equipo de Silverstone está puesta en las nuevas normativas que entrarán en vigor en 2026, este último paquete de mejoras podría ser decisivo para establecer las bases del coche del próximo año. Los problemas de correlación entre los datos del túnel de viento y el rendimiento en pista han sido una constante, y el liderazgo técnico es otra cuestión que se busca reforzar con la reciente llegada de Adrian Newey, aunque su influencia se verá más a largo plazo.
Dan Fallows, quien contribuyó al éxito inicial del AMR23, no ha logrado encontrar soluciones suficientes para mantener a Aston Martin competitivo durante 2024, lo que ha resultado en una pérdida de terreno frente a rivales como McLaren. Las mejoras en Austin intentarán corregir estos problemas, con la vista puesta en un 2025 en el que el equipo espera recuperar el camino hacia los podios.
A pesar de que 2025 será una temporada de transición, Aston Martin sabe que el desarrollo debe ser constante para no quedarse atrás en la "carrera" de los equipos, donde las fábricas juegan un papel tan importante como los pilotos en la pista.