Desde la llegada de Lawrence Stroll a Aston Martin, la inversión en infraestructuras ha sido una de las prioridades del multimillonario canadiense para transformar al equipo británico en una de las escuderías líderes de la Fórmula 1. En las últimas temporadas, el rezago en cuanto a instalaciones fue evidente, limitando el desarrollo de sus monoplazas. No obstante, Aston Martin ha dado un paso clave hacia el futuro con la apertura de un túnel de viento y un simulador de última generación en su nueva sede en Silverstone.
Mike Krack, director del equipo, considera que estas instalaciones serán decisivas: “El nuevo simulador y el túnel de viento tienen potencial para cambiar las reglas del juego”, comentó Krack. “En el túnel actual, si tenemos un fallo con el modelo o un problema de fiabilidad, perdemos pruebas; contar con uno propio nos permitirá optimizar nuestras pruebas de manera continua, al estar todos los departamentos a pocos metros de distancia”.
Hasta ahora, Aston Martin dependía del túnel de viento de Mercedes, lo que implicaba desplazamientos y una gestión logística compleja. Con su nuevo túnel, el equipo podrá realizar pruebas sin interrupciones y responder de inmediato a posibles fallos de diseño, mejorando la eficacia y creatividad de los ingenieros. Además, el nuevo simulador promete elevar la precisión en el ciclo de retroalimentación con los pilotos, un aspecto que Krack define como "asombroso" y que, en sus palabras, “mejora la fidelidad y todo el ciclo de retroalimentación".
Aun así, Krack subraya que el impacto de estas mejoras no se reflejará en pista de manera inmediata, ya que el equipo deberá aprender a explotar estas nuevas herramientas y replicar la calidad de los resultados obtenidos en instalaciones anteriores.