En la vuelta 22 de la carrera de Estados Unidos tuvo lugar el accidente entre Fernando Alonso y Lance Stroll. Debido a la colisión entre ambos, el retrovisor derecho del Alpine estuvo vibrando durante 27 giros. Sin embargo, en la vuelta 49, este elemento se desprendió cuando el español estaba adelantando a Kevin Magnussen en la recta más larga de esta pista. Al final, el bicampeón terminó en séptima posición tras una remontada extraordinaria.
Sin embargo, el equipo Haas había protestado porque el retrovisor del Alpine nº 14 estaba suelto, y luego porque se desprendió, aunque los comisarios no le mostraron bandera negra y naranja en ningún momento, por lo que el español pudo continuar con su carrera.
Como este se había desprendido en las últimas vueltas, los comisarios y Jo Bauer, el delegado técnico de la FIA, consideraron que el coche francés era inseguro porque necesita tener los dos espejos. Al solo tener uno, ese fue el motivo de que se penalizara a Alonso con un Stop and Go (esta sanción consiste en que un piloto entra en el pit lane, detiene su coche en la zona de parada durante 10 segundos y luego se marcha). Como esta se impuso después de la carrera, son 30 segundos, por lo que Fernando pierde el séptimo puesto y cae al decimoquinto puesto.