Christian Horner ha salido al paso de los rumores que apuntaban a reuniones de crisis dentro de Red Bull Racing tras la discreta actuación del equipo en el Gran Premio de Bahréin. El director del equipo aseguró que las conversaciones mantenidas con Helmut Marko, Pierre Wache y Paul Monaghan fueron parte de una revisión lógica y habitual después de carrera, y negó que exista un estado de alarma interna.
“Si te sientas con tus ingenieros y discutes la carrera, no lo describiría como una cumbre de crisis; tenemos muchas”, declaró Horner a Sky Sports F1, antes de los entrenamientos del Gran Premio de Arabia Saudí. “Tenemos algunos problemas con el coche que estamos resolviendo y todo el equipo está trabajando increíblemente duro para solucionarlos. No hay crisis”.
Red Bull terminó sexta y novena en la carrera de apertura de la temporada, y aunque hubo rumores de más discusiones con accionistas en Dubái, Horner evitó hacer comentarios. Sí reconoció que el equipo ha identificado deficiencias técnicas y que está preparando actualizaciones para las próximas carreras. “Sabemos cuáles son los problemas. El rendimiento llegará”, afirmó con confianza.
El británico también apuntó a la estabilidad normativa como causa de la creciente igualdad entre escuderías. “Con regulaciones tan estables, se da la convergencia. Ahora todos los equipos están muy cerca entre sí y eso penaliza cualquier debilidad”, explicó. “Max ha hablado de falta de confianza en las curvas; eso cuesta décimas que en esta parrilla tan apretada suponen muchas posiciones”.