Max Verstappen, 17 años, apellido ilustre dentro del automovilismo, hijo de padre piloto y madre piloto, nieto de piloto, incluso con tíos pilotos y, si todo va bien, hermana piloto. Se podrían utilizar tópicos tan cursis como que la gasolina corre por sus venas u otras sandeces que se suelen aplicar para abrir este tipo de artículos, pero una cosa sí que es cierta, que los circuitos siempre han formado parte de su vida, posiblemente desde antes de que tuviera uso de razón, como los campos de fútbol forman parte de la vida del hijo de un futbolista o el hijo de un camionero se recorre media europa junto a su padre todos los veranos.
Vertappen ha logrado el paso más vertiginoso a la Formula 1 que se recuerda, y el más rápido sin duda alguna de la era moderna solo comparable con el de Kimi Räikkönen. Sin embargo, lo que debía ser un caso de admiración, un caso para sentirse orgulloso de que aun haya ascensos de puro talento en el automovilismo, se está tomando por todo lo contrario, como algo a erradicar, como “esto no se puede repetir”. “Es una temeridad”, “es una inconsciencia” o “lo van a quemar”, que son frases escuchadas en repetidas ocasiones sobre el tema Max Verstappen.
Si cogemos la lista de pilotos que han debutado en Formula 1 en los últimos diez años, ya sea vía test o vía Gran Premio, el panorama es desolador. Los pilotos que lo han hecho por puro talento se cuentan con los dedos de una mano, todos los demás, a golpe de talonario. La Formula 1, para bien o para mal, ha funcionado siempre así. Tú pagas, tú te subes, y pagar por ello no significa que el piloto no tenga talento más que de sobra para ser piloto de Formula 1. Solamente el hecho de saber que un piloto llega a la categoría reina única y exclusivamente por su talento, ya debería ser para aplaudir.
Y es que el panorama de la actual Formula 1 no remonta el vuelo. A los equipos “low-cost” se les da por desaparecidos, Sauber con graves problemas financieros, Williams, en su mejor temporada en tiempo ha tenido que cortar la evolución tras arrastrar problemas económicos de otros años. Force India tiene un presupuesto limitado, aunque la llegada de Sergio Pérez les ha dado el oxígeno que necesitaban. Y luego, los grandes; McLaren, Ferrari, Mercedes, Red Bull junto a su filial Toro Rosso. Equipos que se pueden permitir fichar a casi cualquier piloto, lo que curiosamente les lleva a rara vez arriesgarse a la hora de subir a un piloto joven, esperando primero su actuación en otros equipos. Pérez tuvo una positiva actuación con Sauber y entonces McLaren fichó a Pérez, lo probó, y decidió prescindir de él. Una situación que no muchos equipos pueden permitirse. Lotus tiene una situación incierta, con varios años lidiando con problemas de presupuesto al que seguro que esta nefasta temporada no va a ayudar, aunque el hecho de haber firmado motores Mercedes para la próxima temporada les va a permitir un respiro, o al menos, subastar su asiento a un precio muy alto. Mercedes se ha dedicado a almacenar un gran número de talentos contrastados principalmente en la Formula 3, sin embargo, no le temblaron las piernas al tirar la casa por la ventana para hacerse con los servicios de Lewis Hamilton. Ferrari tiene al piloto mejor pagado de la parrilla y a otro que buen seguro estará cerca. Red Bull tiene un programa de pilotos al que se accede desde las formulas de promoción, nunca desde la Formula 1, no desde Webber, Coulthard, Bourdais o Klien.
La situación es clara, unos equipos van a lo seguro y otros luchan por sobrevivir, lo que nos deja una notable falta de talento en la zona media de la tabla. No es que sean unos pilotos malos o nefastos, pero simplemente son pilotos sin chispa, sin magia, pilotos que pasarán sin pena ni gloria por la Formula 1 y que desafortunadamente cada vez copan un mayor espacio en las parrillas. Son muchas las voces autorizadas en el Paddock que se preguntan que cómo es posible que Nico Hülkenberg lleve tantos años entre Force India y Sauber y ningún gran equipo se haya hecho con sus servicios. Esperando su turno lleva el piloto varios años, hasta que Force India pase un bache económico al no obtener los resultados esperados y de nuevo tenga que acudir a la subasta inversa, esperando que los Coletti, Palmer, Richelmi o Leal de turno traigan con ellos un buen saco de billetes.
Y de repente, de la nada, irrumpe Max Verstappen. Un piloto que hace un año encandilaba a los espectadores… de los circuitos de Karting. Tras haberlo ganado todo, Max decidió dar el salto a los Formulas. Y cuando todos esperaban que anunciase su incorporación a la ADAC Formel Masters o a la Formula Renault 2.0, sorprende diciendo que competirá en el campeonato FIA de Formula 3. Un paso arriesgado. Un Formula 3, pese a su pequeña apariencia es un coche muy complicado de pilotar, con gran paso por curva, una gran carga aerodinámica, con un tiempo de frenado mínimo y con un motor más que suficiente. Se habló incluso de error, que hacer Formula 3 como primer paso no iba a ser positivo para su carrera deportiva, que no se puede destacar en ese campeonato sin una buena preparación previa.
Aunque antes de lanzarse a los leones, el entorno de Max le había preparado una buena pretemporada, la Florida Winter Series un mini campeonato de 12 carreras organizado por Ferrari en los estados unidos y que se disputaría entre finales de Enero y principios de Febrero. En él, pilotos de la Ferrari Drivers Academy se unirían a quien quisiera inscribirse para tratar de aprender juntos como un campamento de verano. El campeón de la F3 Open, Ed Jones, el campeón del FIA F3, Raffaele Marciello y el campeón de la Formula Renault 2.0 Antonio Fuoco compartirían parrilla con pilotos como Van de Laar, Nicholas Latifi, Tatiana Calderón o la joven promesa millonaria Lance Stroll. Una buena prueba de fuego, en circuitos desconocidos, con pilotos de calidad y con un monoplaza quizás algo antiguo, los Formula Abarth del nacional italiano. Antes, Max había realizado numerosos test invernales con diferentes vehículos, aunque fue en unos test conjuntos de Formula Renault 2.0 donde llamó la atención, pues sin conocer el coche ni el circuito, no tardó en estar en tiempos de pilotos más veteranos, pilotos con varios años en Formulas, pilotos, que por ejemplo, acababan de finalizar su temporada en la GP3 series.
Solo hubo que llegar a la primera cita, para saber que este chico sabía lo que se traía entre manos. Max Verstappen se hacía con la pole position en el circuito de Sebring para la tercera carrera. Y ya en la primera carrera se llevó la vuelta rápida de carrera. Finalizó cuarto, por delante del campeón del FIA Formula 3 y hoy piloto de GP2, Marciello. Otros debutantes en monoplazas, como el polaco Alex Bosak, el ruso Vasily Romanov, el japonés Takashi Kasai o el canadiense Lance Stroll estaban entre 1,5 y 2 segundos por vuelta, pero Max luchaba con los campeones. El chico tenía algo especial.
Aquellas convivencias acabaron con Verstappen subiendo cinco veces al podio, llevándose dos victorias, tres vueltas rápidas y tres pole position. Tocaba regresar a Europa, tocaba preparar la temporada. Mucho se podría hablar de cómo es posible que el chico realizara una pretemporada con los responsables de la Ferrari Drivers Academy y nadie hiciera todo lo posible por atarlo, pero en ocasiones es difícil comprender como funciona el departamento de cazatalentos de la escudería italiana.
El presupuesto nunca ha sido un problema para la familia Verstappen por lo que se esperaba su incorporación en uno de los tan codiciados Prema Powerteam, o uno de los competitivo Mucke. Sin embargo, fichó por el modesto Van Amersfoort Racing, un equipo con cierta veteranía pero con una gran ausencia de resultados. La razón obedecía a los deseos de Jos Verstappen. Quizás sabedor de los problemas que le supuso estar emparejado con Michael Schumacher, prefirió no someter a su hijo a la presión de estar emparejado con los favoritos al campeonato. Y tal y como explicó Jos, Van Amersfoort es el único equipo holandés, un buen sitio para que el crío, de 16 años todavía, se sintiera en un lugar más cálido, más como en casa, con ingenieros y personal que hablaran su misma lengua en un año donde disputaría hasta 33 carreras a lo largo de Europa. En toda la temporada anterior, el equipo apenas había conseguido un podio, a manos del hoy piloto de Porsche Sven Muller, por lo que no debería existir presión para neerlandés.
Comienza la temporada, un circuito histórico como Silverstone y… Max Verstappen se coloca cuarto en parrilla de salida a apenas 75 milésimas de la pole position, conseguida por Tom Blomqvist, una posición únicamente deslucida por el hecho de que dos rookies en Formula 3, que no en monoplazas, como Ocon y Fouco, se le colocaron delante. Sin embargo Max no guardaría un buen recuerdo de aquél debut en carrera. La salida no fue buena, perdió varias posiciones y en una de las frenadas del primer sector fue tocado por detrás, cayendo hasta el fondo de la parrilla. Una vuelta más tarde, abandonaría. En la siguiente carrera, finalizaría quinto tras salir en sexta posición, pero sería en la tercera manga donde el piloto se dejaría ver. Partiendo desde el quinto lugar, Verstappen adelantaría hasta finalizar la carrera en segunda posición. Primer año en monoplazas, primer fin de semana en uno de los campeonatos más competidos a nivel internacional y Max lograba subir al podio.
La segunda cita del campeonato se disputará en Hockenheim. De nuevo, el piloto hizo una buena sesión de clasificación, colocándose en cuarta posición en la parrilla de salida. Sin embargo, la mala suerte atizó al piloto neerlandés, algo que los que se esfuerzan en recordar que Verstappen ha sido superado por Tom Blomqvist en el subcampeonato por nueve puntos no parecen o no quieren recordar. Verstappen sufría una rotura en la caja de cambios, que no solo significaba el abandono en la primera manga, sino que el coche no pudo estar reparado a tiempo para la segunda, en la que para más dolor, había logrado una fantástica pole position. Cuarta sesión de clasificación del piloto, primera pole position. Afortunadamente para sus intereses, no solo consiguió la pole de la segunda carrera, sino que lo hizo también de la tercera, y esta vez sí, con el coche reparado, Max logró su primera victoria tras un más que interesante duelo con Esteban Ocon, entrando en meta separados por menos de un segundo.
Pocos pilotos logran vencer carreras en su primer año de monoplazas. Pocos logran vencer en su primer año de Formula 3, y menos aún lo hacen en la sexta carrera del año, eso sin tener en cuenta los problemas mecánicos. Max comenzaba a concentrar miradas. La tercera cita de la temporada, el circuito urbano de Pau, fue una trampa para Verstappen, el lugar donde más se le ha notado la inexperiencia al neerlandés, que se empeñó en intentar seguir el ritmo de Blomqvist y sobre todo, de Rosenqvist y Ocon, pilotos que estuvieron muy encima del resto durante todo el fin de semana. Eso le costó dos accidentes, llevándose únicamente un podio de Francia. Tampoco fue destacable el rendimiento de Max en Hungría, finalizando con un cuarto puesto como mejor resultado, pero entonces, llegó Spa-Francorchamps.
Spa-Francorchamps no es un circuito fácil. Una montaña rusa con largas rectas donde hay que encontrar un gran equilibrio en el coche y realizar una buena defensa para evitar se acribillado en las largas rectas, donde descargar en exceso la carga aerodinámica te deja vendido en la zona revirada. Verstappen conseguía un triplete de victorias, con memorables batallas con Ocon, asombrando a los aficionados tras realizar adelantamientos por el exterior en Les Combes o saliendo desde la quinta posición, como en la tercera manga, que ganó por menos de medio segundo de diferencia. El gran fin de semana de Max Verstappen se engrandecería poco después, en el circuito de Norisring, un trazado semiurbano, de alta velocidad media y delimitado con muros. Max repetía con tres victorias, logrando aumentar el número de victorias consecutivas a seis, algo pocas veces visto en un campeonato de esta importancia, con una parrilla de inscripción tan alta y con pilotos muy veteranos. Max ampliaría el número de victorias consecutivas a siete tras vencer el Master de Zandvoort, una carrera histórica tristemente deslucida por caprichos de la FIA y en la que desafortunadamente Max no contó con excesivos rivales. Sin embargo, ganar esta histórica prueba holandés le dio aún más visibilidad, llegando a copar las portadas de las revistas de Formula 1 de su país.
El otro gran piloto de la temporada, Esteban Ocon calmaba los ánimos en Moscú, consiguiendo él su particular triplete de victorias. El circuito de Austria fue la última parada antes de un gran cambio para el piloto. Allí Max se llevaba una victoria y dos segundos puestos al tiempo que Ocon sufría su peor fin de semana, marchándose sin puntos. Verstappen se quedaba en el circuito de Austria, en el Red Bull Ring, y allí realizaba un test con el Formula Renault 3.5 con los responsables del Red Bull Junior Team. Poco se sabe de qué ocurrió en ese test con un coche que no conocía, pero Max Verstappen pasaba automáticamente a formar parte del Red Bull Junior Team, junto a Pierre Gasly, Alex Lynn y Carlos Sainz.
Ya con los colores de Red Bull en el monoplaza, Verstappen ganó la siguiente carrera, en Nurburgring, aunque la suerte le volvería a ser esquiva en la segunda manga. Estando en posiciones privilegiadas, el motor del holandés dijo basta. Verstappen no solo se llevaba un abandono de esa carrera, sino que además el campeonato sanciona con diez posiciones en la parrilla de salida para las tres próximas carreras. Max partía en duodécima posición en la tercera manga, consiguiendo acabar la carrera en el podio.
Tras la carrera en Nurburgring, Max no fue a casa, sino que volvió a Austria. Allí, ese mismo Lunes, asistió a un programa de televisión que emite Red Bull. Las alertas saltaron al conocerse su asistencia, ya que es el programa que Red Bull utiliza para anunciar sus incorporaciones y fichajes, el mismo medio que usaron para confirmar la incorporación de Daniil Kvyat a Toro Rosso un año antes. Pocos creían que pudiera suceder algo similar, pero con Red Bull, nunca se puede estar seguro. Y ocurrió la sorpresa. Red Bull anunciaba que Max Verstappen, que en ese momento tenía 16 años, correría en el equipo Toro Rosso en la siguiente temporada, además de realizar una serie de entrenamientos libres este mismo 2014.
Muchos aficionados no habían oído hablar de Verstappen, otros muchos lo habían oído por primera vez una semana antes, cuando pasó a formar parte del Red Bull Junior Team, el programa de jóvenes pilotos más mediatizado. Y posiblemente este desconocimiento ayudó a sembrar un clima de perplejidad.” ¿Quién es? ¿Qué ha hecho? ¿Qué ha ganado? Es una Locura. No está preparado. Es una decisión comercial.” Max hacía su primera aparición en Formula 1 como piloto del Red Bull Junior Team esa misma semana, en prácticamente su casa, el circuito de Spa-Francorchamps, el mismo escenario en el que había logrado su primer triplete de victorias. Un Max excepcionalmente serio y concentrado respondía con un discurso preparado ante las preguntas, algunas de ellas excesivamente agresivas, de los distintos periodistas del paddock.
Desde ciertos sectores de la prensa, se justificó la entrada de Max Verstappen en la Formula 1 como un daño colateral de la lucha que Mercedes y Red Bull habían mantenido por hacerse con los servicios del joven piloto, siendo Red Bull quien finalmente, más pudo ofrecer. Sin embargo, de la misma manera que Red Bull era el único equipo que podía ofrecerle un asiento de Formula 1, también es cierto que era el que más podía ofrecerle sin llegar a esos límites. Un programa partido entre World Series con test de pretemporada y sesiones de viernes en Formula 1 debería haber sido suficiente para decantar la balanza, sin embargo, en Red Bull, tras probarlo, decidieron subirlo directamente a Formula 1.
Poco más de un mes después del anuncio, y aún con la Formula 3 de vacaciones, Verstappen se convertía en el piloto más joven en debutar en un gran premio con apenas 17 años y 3 días, en los entrenamientos libres del Gran Premio de Japón, en Suzuka, tras haber realizado anteriormente unos test con un viejo monoplaza de 2012, necesario para conseguir la superlicencia. Verstappen finalizó en doudécima posición tras completar 22 vueltas, a apenas 4 décimas de Kvyat, y tras finalizar prematuramente cuando el motor Renault del coche, ya pasado de kilómetros, se rompió, lo que algunos no dudaron en utilizar para llamar a Max “el rompemotores”.
Tras su aventura en la Formula 1, Verstappen debía finalizar primero su etapa en la Formula 3. Imola era la penúltima cita de la temporada, Max, con sanción acumulada, debía brillar para seguir teniendo opciones al subcampeonato. El título estaba prácticamente imposible, pues la temporada de Esteban Ocon había sido brillante desde el principio y no dio pie a dudas. Desde la decimoquinta posición, debido a la sanción acumulada, Max realizó una primera vuelta de vértigo en la que se colocó noveno. El exceso de fogosidad del piloto le hizo intentar un exterior a Dennis, que de hecho consiguió, pero el piloto no le dio espacio y Max se tuvo que abrir, cogiendo el piano y volando, lo que le hizo perder varias posiciones. Tras esto, Max se encontró en el camino con Antonio Fuoco, el piloto de Ferrari que tras comenzar de forma positiva, se fue diluyendo con el paso de las carreras. Fuoco, intentando defenderse, echó de pista a Verstappen, lo que le acarreó una sanción. Tras volver al trazado, Max intentó cazar puntos pero tuvo un accidente con el israelí Roy Nissany.
Sin embargo, Max no repetiría sus errores en la segunda manga. Saliendo undécimo, el piloto neerlandés finalizó en segunda posición con una brillante remontada. Max cerraba el fin de semana logrando una nueva victoria tras salir, una vez cumplida la sanción por el cambio de motor, desde la pole position. Max lucharía en Hockenheim por el subcampeonato última cita del FIA Formula 3. Verstappen conseguía la pole position y se llevaba la victoria en la primera manga, en la que su máximo rival, Tom Blomqvist fue tercero. Los problemas para Max Verstappen llegaron en la segunda sesión de clasificación, donde se colocó noveno para la segunda carrera y octavo para la tercera. Incomprensiblemente, el trazado largo de Hockenheim resultó ser el peor de la temporada, incluso peor que el trazado urbano de Pau en lo que a cambios de posición se refiere y Verstappen fue prácticamente el único piloto capaz de realizar adelantamientos. Pero finalizar en quinta y sexta posición no fue suficiente, y Blomqvist se llevaba el subcampeonato en la que es su cuarta temporada sobre Formula 3, la sexta en formulas, por nueve puntos de diferencia.
Verstappen no ganó el campeonato, lo hizo un extraordinario Esteban Ocon, piloto de Lotus que muy pronto a buen seguro realizará su aparición en Formula 1. No fue subcampeón, fue Tom Blomqvist, con una dilatada experiencia. Ni siquiera fue teóricamente el mejor rookie, ya que Ocon también realizaba esa temporada el debut en el campeonato de Formula 3. Sin embargo, fue el piloto que más sensaciones transmitió, que más remontadas dio, y el que más victorias, con diez, consiguió. 10 victorias en 33 carreras, 11 en 34 contando el Master de Zandvoort, un porcentaje de victorias extraordinario, recordando una vez más que no es solo su primer año en Formula 3, sino el primero en monoplazas.
Tras su actuación en el campeonato de Formula 3, incomprensiblemente criticada desde algunos sectores del periodismo, Verstappen realizó dos nuevas actuaciones en los entrenamientos libres de Formula 1, en el circuito de las americas, en Austin, donde finalizó décimo, y en el circuito de Interlagos donde consiguió auparse hasta el sexto puesto calcando el tiempo de su compañero Kvyat, a pesar de que ciertos problemas limitaron las vueltas que pudo dar Max. Y precisamente en Brasil fue donde por primera vez Max intentó buscarle los límites al coche, realizando numerosos contravolantes e incluso teniendo que hacer uso de las escapatorias del circuito en alguna ocasión.
Pero Max tenía que despedirse aún del Formula 3, en el mejor escenario posible, el circuito da Guia, sede de la prueba más mediática de Formula 3, y el mejor escaparate posible para los jóvenes, y no tan jóvenes talentos del momento, el Grand Prix de Macau. El trazado urbano de más de seis kilómetros está considerado como uno de los trazados más exigentes y donde un rookie tiene prácticamente imposible destacar. Max comenzó avisando ya en los primeros libres de que venía a lucirse, posiblemente sabedor de que esta será su última participación en tal evento. Tras ser séptimo en los primeros entrenamientos libres, finalizó sexto en la primera clasificación. Los últimos entrenamientos libres los acabaría en cuarta posición, mientras que en la clasificación definitiva se hacía con el tercer mejor tiempo, a solo cinco milésimas del tiempo de Ocon. Sin embargo, una sanción por un fallo absurdo, saltarse el control de pesaje, le hizo partir en la carrera de clasificación en quinta posición.
Y pese a salir en quinta posición, Max logró ascender hasta el segundo puesto. Una vez consiguió apaciguar los ataques de Felix Rosenqvist, Verstappen incrementó el ritmo para alcanzar a Lucas Auer, pecando de la misma fogosidad que le costó cara en Pau. Max rozaba uno de los muros del sector dos y desllantaba un neumático. Intentando regresar a boxes, volvía a golpear un muro, llegando finalmente al box a tres ruedas y con una de ellas pinchadas. Era el primer error de Max en el complicado trazado, y llegaba cuando rodaba segundo en su debut. Mismamente Felix Rosenqvist, que acabó imponiéndose, acabó contra el muro tanto en libres como en clasificación, y eso que se trataba de la quinta participación del piloto sueco.
Verstappen saldría a la carrera principal desde la vigesimocuarta posición, sin opciones a victoria y sabiendo que tenía muchas miradas puestas en él, preguntándose hasta dónde sería capaz de llegar tras 15 vueltas. Max realizó la madre de todas las salidas, y al paso por la curva de Lisboa, la primera frenada, estaba en undécima posición. Pero la suerte le fue esquiva. Se vio bloqueado por el gran accidente entre Blomqvist y Ocon, que acabó con el vuelo de Kanamaru por encima de las protecciones. Aunque Max consiguió frenar a tiempo, tras él no lo consiguieron ni Menezes ni Goddard. El neerlandés necesitó ayuda para reemprender la marcha, llegando a parrilla de salida en decimoctava posición desde la que debería seguir, según la normativa de bandera roja, en lugar de la undécima que llegó a ocupar.
Desde el decimoctavo lugar, y esta vez en salida lanzada, Max volvió a asombrar, llegando a adelantar a dos pilotos por vuelta, logrando la vuelta rápida de carrera y realizando el segundo sector constantemente en 1’21’’ bajos, mejor que cabeza de carrera estando el record en el 1’20’’8 que marcó el ganador del Gran Premio, Felix Rosenqvist. Tras la bandera a cuadros, Verstappen cruzaba la línea de meta en séptima posición, pegado a Stefano Coletti tras recortarle nada menos que seis segundos en las dos últimas vueltas. De nuevo, Max volvía a no ganar, ni siquiera subía al podio, pero dejó destellos de calidad, de un gran talento. Su único fallo durante el fin de semana le salió muy caro. Un poco de mala suerte en la bandera roja le impidió enmendarlo a lo grande, pero desde luego, Verstappen realizó un Gran Premio de Macau excelente, y para ratificarlo, no hay más que acudir a la hemeroteca a comprobar que lograron otros grandes pilotos el año de su debut, e incluso años posteriores.
Sin embargo, hay quien ha vuelto a utilizar esta excelente prueba para intentar atacar al piloto, al menos, dudar de su talento, de su preparación para la Formula 1, y es que durante los días previos se llegaron a leer cosas como que Verstappen estaba obligado a ganar, mostrando un gran desconocimiento de lo que ha sido históricamente Macau para cualquier novato. Por algún motivo, el joven neerlandés se ha convertido en, por decirlo de alguna forma, el enemigo, el piloto del que todos dudan, una situación por la que no han pasado pilotos veteranos con centenares de carreras a sus espaldas y que no solo no han conseguido victorias, sino que nunca han conseguido brillar o destacar. Por algún motivo, un caso único de talento es continuamente cuestionado por gente cuyo deber es informar sobre el deporte del motor. Una vez más, el piloto extranjero llega a la élite por poseer el mejor material, y beneficiado por una estrategia comercial, ninguneando el enorme talento mostrado.
Verstappen vive ajeno a las críticas que llegan principalmente de la prensa española. Su talento solo es puesto en duda por el que no ha seguido suficientemente de cerca su carrera deportiva. Max cerrará 2014 con más kilómetros sobre el Toro Rosso en el circuito de Abu Dabhi, lo que será un excelente cierre de temporada y adelantar preparación de cara a la próxima temporada. Max llegará a 2015 con más kilómetros sobre Formula 1 de los que tuvo por ejemplo Kvyat, una de las sorpresas agradables de la temporada, y que en 2015 será piloto de Red Bull.
Como aficionado al motor, solo me queda aplaudir a Verstappen, aplaudir la maniobra de Red Bull, al tiempo que me lamento porque más pilotos de talento, cuanto menos, discutible, continúan firmando asientos maletín en mano de cara a la próxima temporada. Que diferente sería todo si la bandera de Max fuera roja y amarilla.