Renault Sport ha estado afinando su RS17 de cara al Gran Premio de Australia, prueba que un año más dará inicio al Campeonato del Mundo de Fórmula 1. Tras los problemas que aparecieron a principios de temporada, Nico Hülkenberg y Jolyon Palmer cuentan con una máquina con la que se espera dar un salto adelante con respecto a la temporada anterior.
Tras un año de transición (en 2016 era en esencia los recursos del antiguo Lotus F1 Team con el departamento de motores de Renault) el equipo ha construido un monoplaza de acorde a la nueva normativa, utilizando además un nuevo propulsor con otra filosofía mientras que sus rivales han optado por continuar con evolución del diseño de otros años. Además de Renault, este motor será utilizado tanto por Red Bull como por Toro Rosso.
Ahora bien, al contrario que los monoplazas de Milton Keynes o Faenza, el RS17 mostró un problema recurrente del ERS (sistema de recuperación de energía) en los test de pretemporada. Según las palabras del director técnico Bob Bell en un comunicado oficial, este problema se observó en el banco de potencia y se amplificó al colocarlo en el coche – ahora bien, de cara a Melbourne utilizarán un nuevo sistema de correas y abrazaderas para mitigar los problemas.
“En los test, sobre todo con un paquete completamente nuevo, lo importante es aprender. Experimentamos un problema con el ERS que habíamos visto previamente en el banco de potencia, pero al montarlo en el coche y salir a pista se amplificó. Desde Barcelona hemos adoptado un sistema de correas y abrazaderas para que no ocurra algo similar en Melbourne”, declaró Bell.
Por su parte, Hülkenberg cree que serán capaces de pelear en la zona media del pelotón, pero que podrán pelear por mejorar su posición a lo largo del año. Palmer, por su parte, nota mejoras con respecto a la temporada 2016 – además de tener un año de experiencia, mientras que 2016 fue su debut – y un coche que en relación a la competencia podrá pelear por puestos más altos.