Red Bull Racing ha despedido a Christian Horner tras 20 años como jefe de equipo. La decisión, tan inesperada como drástica, pone fin a una de las relaciones más longevas y exitosas del paddock. El elegido para sucederlo es Laurent Mekies, quien deja Racing Bulls para convertirse en CEO del equipo principal.
Horner era el director más veterano en la parrilla desde la llegada de Red Bull a la F1 en 2005. Bajo su gestión, el equipo ganó ocho títulos de pilotos —cuatro con Sebastian Vettel y otros cuatro con Max Verstappen— y seis campeonatos de constructores. Sin embargo, su figura se debilitó tras un complicado 2024, marcado por un escándalo de presunta mala conducta que obligó a abrir una investigación interna. Aunque fue absuelto por la propia estructura, el daño ya estaba hecho.
La marcha de piezas clave como Adrian Newey y Jonathan Wheatley, ambos figuras históricas del equipo, terminó por erosionar aún más la estabilidad interna. Y aunque Verstappen logró un cuarto título mundial en 2024, Red Bull perdió el campeonato de constructores ante una McLaren en pleno auge. Esta tendencia se ha mantenido en 2025, donde el equipo ocupa la cuarta posición en el campeonato.
En este contexto, Red Bull ha optado por un cambio de timón. Mekies, hasta ahora en Racing Bulls, asume el mando en la escudería principal. Su lugar en el equipo B será ocupado por Alan Permane, quien compartirá responsabilidades con el CEO Peter Bayer. Mekies se despidió con palabras de agradecimiento y aseguró que “esto es solo el principio”.
La salida de Horner también reaviva los rumores sobre el futuro de Max Verstappen. Aunque su contrato se extiende hasta 2028, hay cláusulas de salida que podrían activarse pronto. Mercedes, atento a los movimientos, sigue con interés la situación del neerlandés. Se avecinan semanas decisivas en Milton Keynes.